Domingo de Ramos: La Entrada Triunfal en Jerusalén por Giotto, por Carola Foster
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- Nelson Santillan
- 20 de marzo de 2024
- Via Pulchritudinis
Por Carola Foster (*)
La obra maestra de Giotto di Bondone, pintada al fresco entre 1302 y 1305 en la Capilla de los Scrovegni, Padua, es un extraordinario testimonio visual de un momento trascendental en la Historia de la Cristiandad: la «Entrada Triunfal en Jerusalén». Esta representación, ejecutada con la técnica de pintura al fresco, captura la solemnidad y el jubileo de la llegada de Jesús a Jerusalén, montado en un asno en cumplimiento de la Profecía de Zacarías, seguido por sus apóstoles.
En el centro de la composición, Cristo, ataviado con una túnica roja, se alza majestuosamente sobre el asno, bendiciendo al pueblo con su mano derecha mientras sujeta las riendas con la izquierda. Tras él, sus discípulos observan con devoción, mientras que una multitud colorida, vistiendo brillantes ropajes, sale de la ciudad para recibirlo, agitando palmas y proclamando su realeza. Ante la Puerta Dorada de Jerusalén, extienden sus mantos a modo de alfombra en un gesto de homenaje y adoración.
En el segundo plano, se recortan contra un fondo azul ultramar dos jóvenes que se encaraman a los olivos, intentando obtener una mejor visión de la escena y arrancando ramas con las que aclaman al Maestro. Uno de ellos, representado de espaldas, está en el proceso de subirse al árbol.
La pata adelantada del burro, meticulosamente representada por Giotto, agrega dinamismo a la escena, acentuando el movimiento de la procesión. Esta sensación de actividad frenética se refuerza con la representación de personajes que se despojan de sus ropas y las colocan en el suelo, así como aquellos que levantan ramas de olivo en alto, dando vida y energía a la composición.
Este momento glorioso, que sirve como preámbulo a la Pasión de Cristo, marca un punto de inflexión en la evolución del arte del Trecento. En contraste con las formas bidimensionales y estereotipadas que caracterizaban el arte de la época, Giotto dota a su obra de un carácter escultórico, mayor dinamismo y vitalidad. Su habilidad para representar efectos de luces y sombras que sugieren los volúmenes, así como su uso de una incipiente perspectiva para crear profundidad, anticipan las innovaciones del arte del Quattrocento.
“La Entrada Triunfal en Jerusalén» de Giotto es una celebración visual de la fe y la devoción, así como un testimonio del genio artístico del maestro italiano. Su obra trasciende el tiempo y el espacio, dejando un legado perdurable en la historia del arte occidental.
(*) Licenciada en Arte, editora de Arte y Cultura de HastaDIOS.com
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