Tras rezar el Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa aludió a los ataques contra comunidades y lugares de culto en Bangladesh, Nigeria, Mozambique, Sudán y otras regiones. Recordó el grave atentado terrorista en Kivu, en la República Democrática del Congo, que dejó al menos veinte muertos. Rezó por el pueblo ucraniano, exhortándolos a no acostumbrarse a la guerra y la destrucción, y expresó su solidaridad con los afectados por el reciente accidente de tráfico en el sur de Perú
Edoardo Giribaldi – Ciudad del Vaticano
Esta exhortación, idealmente, abarca al mundo entero, con sus diversas heridas, pero unidos por un dolor común. Así se dirigió el Papa León XIV a los fieles esta mañana del domingo 16 de noviembre, tras el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro.
Cristianos perseguidos en todo el mundo
Retomando la catequesis que precedió la oración mariana, el Pontífice destacó la persecución y discriminación que aún afectan a los cristianos en muchas partes del mundo. Mencionó algunas de las zonas más afectadas por la violencia: Bangladesh, Nigeria, Mozambique y Sudán, de donde frecuentemente llegan noticias de ataques contra comunidades y lugares de culto.
El ataque terrorista en Kivu del Norte
El abrazo de León XIV se extendió a la República Democrática del Congo, en particular a Kivu del Norte, donde la situación sigue siendo crítica a pesar del reciente acuerdo con Ruanda. En los últimos días, recordó el Papa, «se ha producido una masacre de civiles, al menos veinte víctimas de un ataque terrorista».
Miembros de las ADF (Fuerzas Democráticas Aliadas) entraron en la zona urbana de Byambwe, en la diócesis de Butembo-Beni. Atacaron el centro de salud diocesano, dirigido por monjas, agrediendo a los pacientes y luego incendiando todo el edificio. Decenas de mujeres fueron asesinadas en la maternidad, y la devastación continuó en el pueblo, donde los terroristas siguieron atacando, refugiándose finalmente en los bosques.






