La Iglesia Católica inicia mañana 1º de octubre, el Mes de las Misiones, un tiempo especial dedicado a renovar la conciencia sobre la vocación universal a la misión y a fortalecer el espíritu evangelizador de todos los bautizados.

Bajo el lema «Sois bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo» (o un lema similar que enfatiza el envío), este mes se presenta como una oportunidad para que cada fiel se reconozca como un misionero. Desde la Dirección de Promoción Apostólica de Fasta, se ha hecho un llamado a la comunidad, bajo el interrogante: «¿Sos bautizado, pero te reconocés como misionero?», impulsando a los milicianos a prepararse para este tiempo de gracia. La misión, se recuerda, brota del mismo sacramento del Bautismo, que nos hace partícipes de la misión de Cristo.

El logo: camino y esperanza

El logo que acompaña la campaña de Octubre Misionero 2025, difundido por las Obras Misionales Pontificias (OMP), es un potente símbolo visual que unifica el lema y la identidad de la Iglesia en salida.

• El diseño central representa a un grupo de personas en camino, simbolizando la Iglesia peregrina y misionera que avanza con la Cruz de Cristo.
• El mapamundi en el fondo refuerza la universalidad de la misión.
• Los trazos y colores vibrantes buscan reflejar la alegría del Evangelio y la acción del Espíritu Santo que impulsa el anuncio.

Un año jubilar y un encuentro mundial

La celebración del Octubre Misionero cobra una relevancia especial en el contexto del Jubileo 2025, cuyo lema es «Peregrinos de Esperanza». Dentro del calendario de Grandes Eventos del Jubileo, se destaca la celebración del Jubileo del Mundo Misionero, que tendrá lugar el 4 y 5 de octubre de 2025 en Roma.

Este encuentro mundial, al que están convocados misioneros, laicos comprometidos y todos aquellos que sostienen la obra misionera, busca ser un punto de convergencia y de envío. La agenda del evento incluye:

• Peregrinación a la Puerta Santa: Un acto central de fe para ganar la indulgencia jubilar.
• Santa Misa presidida por el Santo Padre: Una Eucaristía en la Plaza de San Pedro que sellará el compromiso misionero.

De este modo, el Octubre Misionero no solo es un recordatorio anual, sino un motor que prepara el corazón de la Iglesia para el gran envío y la renovación de la esperanza que implica el Año Santo. Es un llamado a la acción para que la Ciudad Miliciana siga dando frutos en las periferias existenciales y geográficas.