Miles de fieles argentinos, impulsados por la fe y el fervor, se movilizan anualmente en la tradicional Peregrinación a Pie a Nuestra Señora de Luján, la patrona de Argentina. Este evento, que suele congregar a cientos de miles de personas (cifras que habitualmente superan el millón de peregrinos, según reportes periodísticos), es una de las manifestaciones de fe popular más grandes y conmovedoras del país.

La motivación central de la Peregrinación es el encuentro con la Virgen de Luján. Los peregrinos, en su mayoría jóvenes, caminan hasta 60 kilómetros con una intención común: agradecer las gracias recibidas, pedir por necesidades personales y nacionales, y cumplir la promesa de un encuentro personal con la fe. La caminata se convierte en un símbolo de esfuerzo, sacrificio y solidaridad, con un espíritu de oración colectiva.

Gran trabajo de apoyo de Fasta Buenos Aires
Un año más, miembros de la Ciudad Miliciana de FASTA se hicieron presentes en este gran río de fe. Milicianos, jóvenes y familias de varias jurisdicciones del Movimiento se sumaron a la caminata, llevando en sus pasos las intenciones de toda la obra.

La participación de FASTA se destaca por su espíritu de servicio y su compromiso con la solidaridad. Los miembros del Movimiento no solo peregrinan por sus intenciones, sino que también suelen organizar puestos de apoyo o puntos de encuentro, ofreciendo mate, agua, asistencia y un momento de oración a otros caminantes.
Alejandro Colman de la jurisdicción de Fasta Buenos Aires agradeció «especialmente a todos los que hicieron posible, con su servicio y alegria, que más de 300 personas, de 5 comunidades distintas, pudieran caminar juntos durante el extenuante día de ayer:
– A los más de 40 participantes del grupo de apoyo, soporte imprescindible para que la actividad pueda realizarse. Ayudando en lo que hiciera falta y alentando con alegría a nuestros peregrinos durante todo el día.
– A los 15 que se sumaron al grupo de apoyo de la noche. Importantes para mantener y renovar el espíritu cuando el cansancio empezaba a hacer mella y poniéndose a disposición para lo que se necesitara.
– A los 5 que pusieron sus autos para estar en el equipo de rescate, por su tiempo y por no amedrentarse frente a la dificultad de acudir a ciertas zonas de difícil acceso.
– A Hernan, quien coordino todos los rescates de manera eficiente, y que este año tuvo mucho más trabajo que en ediciones anteriores.
– A los que colaboraron en la enfermería, en especial a Mari quien asumió la misión con mucha seriedad y entrega.
– A los que no pudieron venir, pero que trabajaron en la previa, rezaron por nosotros o colaboraron económicamente para que otros pudieran hacerlo.
– A los sacerdotes y consagradas por su compañía durante todo el día.
– A Emanuel, por confiarme la misión de coordinar a la Comunidad Apostólica y por ponerse al frente de los temas que hicieran falta.
– Y en especial al equipo central: Floppy, Vero, Gabito, Cami y Lauta por toda la entrega, sacrificio, compromiso y alegría en el servicio del último mes. Asumir la misión con ustedes ha sido una gracia.
Ha sido una excelente peregrinación y una vez más la Virgen escucho nuestra súplica regalándonos el Amor para caminar con Esperanza» afirmó.







