La comunidad de Fasta Kinshasa vive días de especial alegría con la visita del Padre Reneidi Kayembe, quien regresa a su ciudad natal como sacerdote en varias oportunidades. Su presencia en la comunidad africana de Fasta se manifiesta en una intensa agenda pastoral y de cercanía con los miembros.
Desde su llegada, el Padre Reneidi está celebrando la Santa Misa todos los días a las seis y media de la mañana, un momento de encuentro y acción de gracias para la comunidad. Además, está aprovechando su visita para reunirse con los jóvenes mayores del RUCA, quienes, al no tener actividad formal en esta época del año, encuentran en estos encuentros una valiosa oportunidad de formación y acompañamiento espiritual. También participará en diversas reuniones de convivio, fortaleciendo los lazos con los diferentes grupos de Fasta en Kinshasa.
Un Camino de Entrega y Misión
El Padre Reneidi Kayembe, nacido en Kinshasa en el seno de una familia numerosa de 11 hermanos, conoció el movimiento de Fasta a través del Padre Matata e ingresó al seminario en 2016. Durante su formación como seminarista, le fueron asignadas diversas misiones que lo llevaron a acompañar comunidades de Fasta en Argentina, incluyendo Buenos Aires, Catamarca, Rosario, Salta y Córdoba, donde estuvo viviendo antes de su ordenación.
Su ordenación presbiteral tuvo lugar el sábado 10 de agosto en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en Buenos Aires. La celebración eucarística fue presidida por Monseñor Alejandro Daniel Giorgi, Obispo Auxiliar de Buenos Aires y Vicario Episcopal Zona Belgrano. En su homilía, Monseñor Giorgi animó al recién ordenado a recordar que la tarea que Dios le pedirá siempre será desproporcional a su esfuerzo, y que el sacerdocio joven es confiado «hasta la audacia». También le recordó que pastorear es una tarea de servicio, profética y obediente, una obediencia que radica en seguir escuchando y reposando en el corazón de Jesús.
Al finalizar la emotiva ceremonia de ordenación, el Padre Reneidi expresó su profundo agradecimiento a todos los que lo acompañaron en su camino y recordó con cariño a sus padres. En un mensaje lleno de esperanza, animó a los jóvenes a dejarse seducir por Jesucristo, afirmando con convicción que «Él no quita nada, lo da todo y lo sana todo».
La visita del Padre Reneidi a Kinshasa no solo es un signo de su cercanía con sus raíces y con la comunidad que lo vio nacer, sino también un testimonio vivo de la fecundidad del carisma de Fasta y de la vocación sacerdotal al servicio de la Iglesia en el continente africano y en el mundo.