Kinshasa: fasteanos colaboran en las obras del Colegio y la comunidad

Nelson Santillan

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La comunidad de Fasta en Kinshasa ha recibido un importante apoyo desde Valencia, España, con la visita de dos misioneros itinerantes que han dedicado su verano a la misión. Su presencia ha sido fundamental para avanzar en las obras del colegio y en la planificación de nuevas actividades, demostrando el espíritu de servicio y la colaboración entre las comunidades de Fasta.

Un compromiso sin fronteras

El primero en llegar fue  Juan José Leal, un fasteano de 62 años del convivio San Francisco de Valencia. Sacrificando sus vacaciones y recursos, se unió a la misión para ayudar a finalizar la construcción del colegio antes del 1 de septiembre. «Nos ha ayudado muchísimo», expresó Daniel Medina. Juan José, que incluso pidió días extra de trabajo para quedarse más tiempo, concluye su tarea este sábado 23 de agosto, dejando una huella de generosidad y entrega.

El fasteano Juan José Leal

Por otro lado, Rubén Costa, un joven fasteano de Valencia y exjefe del Ruca Mater Dei, se sumó a la misión después de participar en el Jubileo de los Jóvenes en Roma. Rubén, profesor de educación física, se queda en Kinshasa hasta el 14 de septiembre con el objetivo de acompañar a los profesores en su formación y planificar un programa firme de educación física para el colegio, una tarea que aún no ha sido posible desarrollar con los niños más pequeños. Su entusiasmo y dedicación han sido un gran impulso para la comunidad, que valora su disposición para colaborar y compartir su experiencia.

El fasteano Rubén Costa

Una red de apoyo a la comunidad congolesa

La llegada de Juan José y Rubén se enmarca en una red de misioneros externos o itinerantes que, desde Valencia, ofrecen su apoyo a la comunidad de Kinshasa. Este grupo incluye a personas quienes, de manera constante, «siempre suman, colaboran, apoyan y sostienen» la misión en tierras africanas. Su compromiso demuestra que la vocación de servicio de Fasta no tiene fronteras, uniendo a los miembros en distintas partes del mundo para construir el Reino de Dios.

La comunidad de Kinshasa reconoce que este julio y agosto han sido meses de intenso trabajo, pero la presencia y el apoyo de los misioneros itinerantes han hecho que el esfuerzo sea más llevadero y fructífero.

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