Por Ezequiel Nesci
De madrugada, el silencio de la Basílica de Luján nos recibió en silencio, lo que llenó de emoción cada corazón. A las 6 de la mañana, nuestras alumnas comenzaron la Posta que unió la ciudad de Luján con Lobos: un recorrido que fue mucho más que kilómetros corridos, fue fe, compañerismo y entrega.

Durante meses se prepararon en lo físico y en lo espiritual, compartiendo charlas con profesionales, atletas locales y espacios de oración que dieron fuerza y sentido a cada paso.

La Virgen de Luján acompañó cada tramo, junto con docentes, autoridades, familias y hasta nuestro capellán, el Padre Sebastián Vallejo, que en bicicleta alentó a las chicas en distintos momentos del trayecto.

Al llegar, la imagen de la Virgen fue entronizada en al capilla del colegio, la misma presidirá todos los actos del colegio como signo de fe y esperanza.

Gracias a todos los que hicieron posible este sueño: docentes, familias, alumnos, profesionales y amigos que acompañaron desde la planificación hasta el último aplauso.

💬 Como dijo la profe Carolina Mongiardini: “Una experiencia hermosa, valió la pena hacerlo. Esto lo soñamos hace mucho tiempo… y seguramente es la primera de muchas postas.”

¡Que este testimonio nos siga guiando en comunidad, fe y esperanza!








