La miliciana Julia Elbaba fue testigo de un emotivo momento de fe y oración en la Plaza de San Pedro. Durante la vigilia del Santo Padre por el fin de los conflictos armados, Julia comentó que la Plaza San Pedro se convirtió en «una plaza que clamaba a Dios, a través de la Madre en don de la paz».
El Papa León XIV, en el marco del Jubileo de la Espiritualidad Mariana, imploró a la Virgen María, «reina de la paz», para que interceda por el fin de los conflictos en el mundo. La miliciana relató que en medio de un clima festivo, la imagen original de la Virgen de Fátima hizo su entrada, «que venía desde Cova de Ira a acompañarnos en la plegaria por la paz».
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Un llamado a desarmar el corazón
Durante su mensaje, el Papa León XIV recordó las palabras de Jesús en el Evangelio: «Envaina tu espada» (Jn 18, 11), una invitación a «desarmar el corazón, porque si no hay paz en nosotros, no daremos paz». Este llamado a la conversión interior fue uno de los ejes del mensaje del Santo Padre.
Después de las letanías y la Salve, el Papa continuó su mensaje, pidiendo que la Virgen, «mujer fuerte», interceda por la paz. La miliciana Julia Elbaba afirmó que el Pontífice instó a cada uno de nosotros a seguir el Evangelio y ser «constructores de paz, paz desarmada y desarmante, paz que escucha el clamor de los sufrientes».
Devoción mariana
En su reflexión el Papa León XIV invitó a contemplar en la Virgen María «sus virtudes humanas y evangélicas, cuya imitación constituye la más auténtica devoción mariana”, como lo enseña el capítulo VIII de la constitución dogmática Lumen gentium, cuyos textos también fueron leídos como meditaciones durante el Rosario.
“Como ella -dijo el Papa-, la primera discípula, supliquemos el don de un corazón que escucha y se vuelve fragmento de un cosmos que acoge. A través de ella, Mujer dolorosa, fuerte y fiel, pidamos que nos alcance el don de la compasión hacia todo hermano y hermana que sufre, y hacia todas las criaturas”.
Finalmente Julia afirmó que «al caer la tarde, en un silencio reverencial, el Santo Padre dio la bendición con el Santísimo, sellando un momento de profunda unión espiritual entre el Vicario de Cristo y el pueblo fiel».








Que lindo relato. Emociona !