Gaceta.es , 27 de mayo de 2025
Los congoleños Camille y Esther Ntoto, cofundadores de African New Day, han denunciado en una entrevista con el Centro Europeo para el Derecho y la Justicia (ECLJ) el drama humanitario y la represión religiosa que azotan el este de la República Democrática del Congo. Esta intervención, realizada en el marco de una visita al Parlamento Europeo, ha puesto sobre la mesa una de las crisis más silenciadas del continente africano, marcada por la violencia armada, el saqueo de recursos naturales y una creciente persecución contra los cristianos.
Gracias a la mediación del ECLJ, los activistas lograron mantener encuentros con una quincena de eurodiputados, así como con representantes de la Comisión Europea y del Servicio de Acción Exterior de la UE. En esas reuniones, relataron con detalle cómo la población civil, y especialmente las comunidades cristianas, se encuentran en el punto de mira de múltiples milicias y organizaciones terroristas vinculadas al Estado Islámico que operan impunemente en la región.
En el epicentro del conflicto se sitúan las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), un grupo armado que ha jurado lealtad al Estado Islámico y que ha convertido la fe cristiana en objetivo militar. Según explicó Esther Ntoto, numerosos templos han sido destruidos, miles de fieles han sido forzados a convertirse al islam y muchos otros han sido asesinados únicamente por su confesión religiosa. «La expresión de fe se ha convertido en una amenaza para estos grupos. Su estrategia pasa por el miedo, la destrucción de iglesias y la represión directa», advirtió.
Los Ntoto también destacaron que esta guerra, que se extiende desde hace tres décadas, ha provocado más de seis millones de muertes y ha desplazado a más de siete millones de personas dentro del país. Camille Ntoto fue tajante: «Estamos ante la mayor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, y lo más grave es que el mundo la está ignorando».
Uno de los factores clave señalados por los fundadores de African New Day es la injerencia de Ruanda, país vecino que, según denunciaron, apoya activamente a algunos grupos armados como el M23. «Ruanda está extrayendo grandes cantidades de materias primas desde territorio congoleño y lidera las exportaciones de recursos que en realidad no le pertenecen», afirmó Camille. Este expolio de minerales y cultivos como el cacao se entrelaza con la inestabilidad política y la violencia sistemática.
El conflicto actual tiene raíces profundas. Según los Ntoto, la guerra en el este de la RDC es la consecuencia directa del genocidio ruandés de 1994. Tras los asesinatos masivos, numerosos responsables huyeron hacia territorio congoleño, generando desde entonces un clima de inestabilidad permanente. «Las consecuencias de aquel genocidio siguen vigentes. La presencia de esos actores y la intervención de fuerzas extranjeras han impedido que el país recupere la paz», subrayó Camille.
