Padre César: «Nuestra universidad nació para ayudar al hombre a encontrar las respuestas sobre su origen y su destino»
El padre César Garcés en su carácter de Presidente de Fasta y Gran Canciller de la Universidad cerró el acto académico realizado por los 30 años de la Ufasta y el Jubileo por los 60 años. Emotivo discurso en el que incluso pidió perdón por nuestros pecados. Acá su discurso completo.
Hemos elegido para este Jubileo una consigna «Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído». Esto que aparece en los hechos de los apóstoles es testimonio.
Hoy queremos hacer un gesto de gratitud por el paso de Dios en medio nuestro, porque ese paso de Dios toca el corazón y tensiona a quienes desean caminar detrás del misterio del amor de Dios para sacarlos del tiempo y abrir una ventana a la eternidad con el fuerte tono de la esperanza.
Nuestra querida universidad nació así. En la búsqueda de la Verdad, el testimonio de la Verdad que quiere ayudar al hombre a encontrar las respuestas a su origen y a su destino. Dice nuestro Fundador que una cultura que no da respuestas al origen y al destino no es cultura. Nuestra Universidad desde el inicio, desde la «Galilea», como nos decía monseñor Mestre en la misa de ayer, ya tenía esta impronta. Comenzó a ponerse de pié para transitar este derrotero.
Quiero decir que hoy con gozo y alegría podemos decir que tenemos un s hermosa comunidad académica en esta alta casa de estudios que es nuestra universidad.
Quiero también en estos 30 años, asumiendo la misión que tengo como Presidente pedir disculpas, pedir perdón. Porque para poder pararse y mirar para adelante necesitamos purificarnos, necesitamos curar. Necesitamos recorrer este camino desde la humildad, sabiendo que en estos 30 años también hemos tenido limitaciones, pequeñeces, miserias, pecados. Pedir a todos aquellos que tuvieron que transitar con nosotros y recibir estas experiencias decirles que nos perdonen. Que siempre hubo en nosotros, en esta universidad, la intención de querer hacer el bien, buscar la verdad. Pero nuestras pequeñeces, nuestras limitaciones pueden haber dañado algún corazón. Es de bien nacido, también, pedir disculpas.
También quiero decirles que en el seno de esta universidad la impronta de querer ser testigos de Cristo. Querer ser testigos de aquel que cambia la vida de los hombres. Aquel que cuando aparece nada queda igual. Todo es tocado por ese amor misericordioso de Dios.
Esta universidad es también un rostro nuevo de la iglesia que quiere asumir el desafío de la Nueva Evangelización, con la impronta de un carisma que lo concede el Espíritu Santo y que la Iglesia como Madre y Maestra lo reconoce.
Gracias querido Juan Carlos. Gracias a nuestra Universidad: ustedes. Por lo que hacen cada día. Y les pido por favor que se paren frente a la realidad y miren hacia adelante, porque es mucho todavía lo que tenemos que hacer. Son muchos los que están esperando conocer la verdad. Conocer que es posible transitar en este tiempo tensionados hacia el amor, tensionados hacia la eternidad.
Que esta, nuestra universidad , pueda vivir intensamente los valores de Cristo, el testimonio de Cristo. Y que puedan ayudar a todos aquellos que el Señor ha elegido para poner en nuestras manos para que puedan conocerle. Para que cada uno del puesto en el que está de la formación específica que reciba, pueda dar testimonio de la esperanza.
Esto es lo que necesitan los hombres de nuestro tiempo. Esto es lo que necesitan nuestras familias. Esto es lo que queremos entregar.
Queridos hermanos nuestros frailes. Enorme gratitud. Nuestro Padre Fundador nos enseñó siempre a amar a la Orden. Amar a nuestra padre Santo Domingo. La presencia de ustedes aquí es para nosotros enormemente valorada.
Queridos amigos, queridos hermanos: esto recién empieza. Somos, como decías Juan Carlos, jóvenes de siglos. Sintámonos así, herederos de un gran patrimonio y también peregrinos de esperanza que quieren llevar este mensaje a los hombres.
Que Dios los bendiga. Muchas gracias!!!