Fray Alberto Saguier Fonruoge: «Yo encuentro la Orden acá, ustedes son dominicos»
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- Nelson Santillan
- 19 de noviembre de 2024
- Consejo Plenario 2024
Fray Alberto Saguier Fonrouge OP participó del Consejo Plenario de Fasta como invitado para que al cierre de la actividad hiciera un reflexión sobre lo que vio en estos días en Luján. Sus palabras fueron muy emotivas, sobre todo cuando se refirió al Fundador. Sobre el final de su alocución expresó claramente: «Ustedes son dominicos».
Muchísimas gracias, siempre me he sentido en casa. Con ustedes, con fray Aníbal, con Zylka. Siempre. Porque él me hacía sentir un familiar muy cercano. Muchos motivos hay pero ciertamente está la providencia detrás. La última cercanía con él fue cuando él partía. Me habían dicho que viajara a San Martín de los Andes, que presentaba el último libro y que iban de toda la Argentina para saludarlo, bueno. Ahí tuve la oportunidad de verlo, de escucharlo, de conversar y de despedirlo. Muy misterioso porque después lo acompañamos en Buenos Aires en la misa de despedida. La cantidad de gente nos emocionó enormemente. Ustedes lo habrán palpado. Nunca hay tanta gente en la basílica como cuando hay un acontecimiento de Fasta. Pero esa vez fue más, porque lo despedían a Aníbal. O lo recibíamos a Aníbal porque venía a visitarnos, ese gesto grandioso que tenía, que lo tuvo siempre con la Orden.
Cuando yo era novicio fray Aníbal pasaba siempre en el noviciado a visitarnos. Nosotros éramos «enanos» en la Orden y traía siempre una caja enorme de alfajores «Havanna». Con cariño de padre, de hermano, de hombre sabio. Ninguna palabra es excesiva: un maestro, un testigo como bien varias veces lo dicen.
No sé quién hoy expresaba que Aníbal siempre hacía pensar en grande. Y es así. Porque él contemplaba al Grande. Un gran contemplativo Aníbal Fosbery. Este libro de «La Cultura Católica» es una explosión de su corazón invadido por Dios, después de la lectura de muchos, de muchos autores y en particular del tomismo. Pero no solamente. Aprendía siempre, para enseñar siempre como Santo Tomás , como San Alberto, como Santa Catalina, como los sabios de siempre.
Acá hay un Consejo Sapiencial: hay que aprender siempre: de los aciertos, de los errores propios y ajenos. Dios enseña siempre porque siempre tiene pensado algo más grande para nosotros.
Muchas cosas se me ocurren. Me «fermentan» ideas. Desde que veo «El Fundador en el corazón de la Ciudad». El corazón es lo más central de un ser humano y de un ser vivo. Justamente el papa Francisco habló del corazón en esa encíclica maravillosa que yo la tengo acá pero que no vamos a leer. Fijensé lo que dice. Claves de la encíclica El Papa Francisco sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo: «En un mundo líquido es necesario volver a hablar necesariamente del corazón» subraya el Pontífice de la interioridad: el corazón del hombre es donde se reúne ese centro más profundo y más convergente de la inteligencia, de la voluntad y de los sentimientos. Hablar al corazón es hablar a todas las personas al centro. Y hablar desde el corazón, así se llega al corazón. Aníbal predicaba bien, muy bien y como pocos porque habitaba en su corazón la presencia de Dios. La buscaba y era sumamente abierto en su discurso, su pensamiento, su lectura, su profecía y en su poesía. Realmente un hombre «archidotado». Alguno lo ha dicho «ahora no tenemos a alguien que lo sabe todo» porque parecía saberlo todo.
Justo con esa grandeza sapiencial , la cordialidad casi insuperable. Es un hijo de Domingo que era afable con todos. Una capacidad de acercarse a la gente de una manera humilde. Era un grande, pero nunca se la creyó. Esa expresión que usa Francisco y que viene bien «Nunca se la creyó». Y siempre a pesar de que a veces alguno le presentaba algún tipo de reparos, «esta institución tuya es algo de derecha» se detenía y me miraba, yo era un enano en la Orden, se detenía a escucharme y explicarme que no era así. Que él no era nacionalista sino patriota, con el don de la piedad , de la Patria. Enseñaba siempre con un tono, no de arriba, sino de padre.
Estamos en una Plenario. Y en este plenario se experimenta un kairós muy fuerte: es un momento de Dios muy fuerte. Ustedes dicen «un momento de inflexión» y se nota. Y la inflexión está marcada por el Espíritu Santo. La Iglesia es un nuevo Pentecostés dice por ahí uno de los pontífices. Y cuanto más en un Plenario donde va a haber una elección. Tuvimos la misa del Espíritu Santo esta mañana, de los dones y actuaron por lo visto. Y un kairós, momento de Dios. Un momento de escuchar profundamente a Dios en primer lugar. La palabra de Dios que es una palabra que expira amor. Es una definición de Santo Tomás: Verbo expira amore. Porque viene el Verbo y el Espíritu, las dos personas enviadas. Eso siempre que uno cree. Eso siempre que uno crea, reza el Credo es porque el Espíritu y el Verbo los ilumina y los transforma, nos eleva y nos hace hijos y templos. Por eso fíjense ustedes, la primera expresión al leer «La Cultura Católica» sirve para sintetizar mucho. Capítulo 1, primera frase: «Era la plenitud de los tiempos en el Israel que por entonces gobernaba Herodes. En este publo de corazón extraviado suscitará una fuerza de salvación». Esta plenitud de los tiempos. cumpleaños una plenitud. Una eucaristía es una plenitud, porque los tiempos tocan la eernidad y la eternidad toca el tiempo. Es muy importante la eucaristía porque es el momento sacral de la Ciudad.
La cultura católica nace del culto a Dios a la presencia de Él. Así se entienden muchas cosas. y se transforma en corazón. Estamos en la Plenitud de los tiempos y un Plenario es un momento de plenitud.
Y ahora unas palabras del papa Francisco, justamente también de la Cultura Católica porque les concierne a ustedes de modo singular: «quiero agradecer al padre Fosbery», era arzobispo en ese entonces, «porque me hizo bien y nos hace bien. Una referencia a la memoria, a la parroquia de Flores, donde los dos con diferencia de años militamos en la Acción Católica pero con el mismo director espiritual que nos mandó los dos al seminario, monseñor Carrera, los dos le salimos malos porque uno se hizo dominico y el otro jesuita». Pero fijensé de donde se conocen. Por eso esa confianza. Esto lo dijo en el Colegio del Salvador, yo estaba presente. «Pero esa memoria de ver hacia atrás y ver como el Señor teje amistades, compañerismo, va haciendo Iglesia. Ese recuerdo me hizo bien. Es la memoria que en última instancia nos va a aportar el misterio nuevamente. Porque del misterio venmos y al misterio vamos porque justamente nuestra fe nos lleva a la trascedencia. Si no no podríamos hablar de la trascendencia sino viniéramos y vamos allí. Eso rompe con todas las inmanencias. Y en este presente doy gracias a Dios porque Fosbery encarna con coraje la crisis cultural, la crisis del pensamiento débil. La estamos viviendo y Fosbery la encara con pensamiento fuerte. Estamos enfermos de pensamientos, tenemos debilidades de pensamientos. Él encara esa crisis. Fosbery es un plasmador de cultura. Hasta el punto, lo que es su vocación de plasmar cultura que lo trasciende a él mismo y se cristaliza en una institución. Es un plasmador de cultura que crea una institución que lo va a sobrevivir y la Iglesia le está agradecida por esto. Yo me hago intérprete de alguien, un hombre amante de la cultura, que supo descubrir la vocación de Fosbery – habla de Quarracino – alentarla, apoyarla, animarla, para que siguiera por ese camino que hoy estamos viendo no solo en este libro sino en la Institución y en su pasión por educar a la cultura en su profunda humildad de niño que mira a sus hermanos y abuelos dominicos quienes lo introdujeron en el mundo. Muchas gracias, monseñor Bergoglio». Así introduce este libro «La Cultura Católica».
Padre César Garcés: Gracias fraile dominico. Tu presencia nos trae al cura pero incluso más que al cura nostrae a la orden. De la cual siempre reconocemos en el origen, reconocemos en el camino. Reconocemos en el aquí y ahora y queremos seguir reconociendo en lo que nos resta del camino a recorrer. Gracias por tu amistad y cuenta siempre con la obra de Fasta. Tu personalmente y a la querida Orden.
Fr Alberto: Yo encuentro la Orden acá, ustedes son dominicos. Domingo sigue predicando con San Alberto, con Santo Tomás con Santa Catalina y también con Fasta.
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