Campamento «La Gloria del Camino» en San Martín de los Andes

Por Isa Burundarena

Un nuevo verano llegó a la Patagonia, y San Martín de los Andes nuestro lugar de misión se viste con los colores, sonidos, y paisajes más lindos, todo es lindo, todo es paz.

Rodeados de belleza, y a los pies de la creación la ciudad de lona se levantó a la orilla del río Hermoso.

Bendecidos con la gracias de vivir un campamento, pero no uno como otros, sino el mejor, esta vez Fasta estaba presente en todas sus formas, contamos con la presencia de Curas, Catherinas, Fratis, milicianos grandes, más jóvenes, chicos, más chiquitos, hasta Pastor el perro Frati estuvo allí.

Dios nos regaló su palabra, Nos entregó una vez más el mensaje para llevar a donde Él nos envíe, “Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿Con qué se la volverá a salar?

Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una Montaña” (San Mateo 5,13-16)
Inevitable al oír el evangelio no recordar el lema que nos acompaña en este año Jubilar que superó los 365 días, “No podemos callar lo que hemos visto y oído”

Testimonios:

• Este campamento encendió nuestros corazones. ¿Seremos capaces de llevar su luz?
• Me pareció que todas las voces de los corazones que participaron del campamento tienen que ser escuchadas. Por eso comparto con la ciudad miliciana sentires de almas campamenteras.
• Muy rico el testimonio del encuentro con el Papa en Roma. Se vivió un clima de armonía, fraternidad. Estoy contenta de haber participado. De haber conocido Fasta desde un campamento. Muy agradecida con Dios porque se ensancha la familia cristiana, se ensancha el corazón.
• ¡Este es mi último campamento! Pensó una miliciana. Pero… luego dijo, después de este regalo de Dios cambié de idea. Fue increíble compartir con los curas, fratis y catherinas, con los amigos y las familias. Fasta es un estilo de vida y parte de ese estilo es el campamento, por eso yo no quiero solo ESTAR EN FASTA, yo quiero SER FASTA.
• No pudimos ser más bendecidos. Tuvimos charlas enriquecedoras, la compañía de los fratis, catherinas y curas, siempre acompañando y enseñándonos la palabra de Dios. Conviviendo en comunidad como le gustaba a nuestro fundador. Disfrutando de la compañía de Miguel, nuestro querido capellán en su último campamento en nuestra jurisdicción. Agradecemos como familia pertenecer a esta linda comunidad.
  Un gracias gigantesco a Dios. De su mano todo es más fácil.