Durante el mes de diciembre, la ciudad de Catamarca volvió a celebrar una antigua tradición: el concurso de pesebres. Luego de muchos años sin realizarse, esta iniciativa fue recuperada gracias al impulso de un grupo de benefactores, con el objetivo de reavivar una expresión profundamente arraigada en la fe del pueblo catamarqueño.

El concurso se organizó en dos categorías: instituciones públicas y casas de familia. Los participantes debían elaborar un Belén con los personajes principales del misterio de la Navidad, un nombre que diera sentido a la escena y una presentación coherente con el mensaje cristiano, disponible para ser visitado durante todo el mes de diciembre.

En la categoría casas de familia obtuvo el primer puesto la familia Graffigna-Lozano (abuelos, hijos e hijos políticos, y nietos) miembros de la comunidad Fasta Catamarca, con el pesebre titulado “ Y la Luz habitó entre nosotros” , inspirado en el prólogo del Evangelio de San Juan. Desde ese lema, todo el relato giró en torno al símbolo de la luz: la que vence a las tinieblas y se hace cercana al iluminar el corazón de los hombres.

El Belén fue fruto de un mes de preparación, con la elaboración artesanal de personajes y un cuidado montaje. La presentación ante el jurado, el 12 de diciembre, incluyó un breve relato acompañado de recursos audiovisuales —agua, luces y sonidos— y la participación protagónica de los niños. La abuela “Patri” explicó que se trató de una experiencia pedagógica y espiritual para los nietos, quienes finalizaron cantando villancicos y conmoviendo visiblemente al jurado.

La emoción se renovó en la entrega de premios, cuando los niños fueron invitados a cantar nuevamente en el escenario. Más allá del reconocimiento obtenido, la experiencia fue vivida como un profundo momento espiritual y familiar, donde el Belén se convirtió en anuncio vivo de que hoy también la Luz quiere habitar entre nosotros.