Carlos Rossini: 25 años de misión
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- Nelson Santillan
- 9 de octubre de 2021
- 5
- FASTA
Hoy concluye una gestión -quizás sería más apropiado hablar de una misión- de veinticinco años. Tuvo su inicio en noviembre de 1996, cuando el P. Fosbery convocaba a Carlos Rossini para que asumiera la Vicepresidencia Ejecutiva de Fasta. Comenzaba en ese entonces una nueva manera de conducir la institución, la de la “Presidencia” como órgano “mixto”, compuesto por un sacerdote, el Presidente –también Capellán Superior- símbolo de la unidad de las fraternidades laical y sacerdotal y expresión de su naturaleza eclesial y sobrenatural, y el Vicepresidente, un laico que
asume los desafíos políticos, organizacionales, económicos, jurídicos, entre otros, propios de un Movimiento que se concibe, se asume, se ordena y vive como una ciudad: la Ciudad Miliciana.
¿Cuál es el contexto en que Carlos asume esta nueva misión? Basta señalar dos de sus aspectos salientes. Por un lado, el crecimiento de Fasta, pues era la época de fundación e incorporación de numerosas obras y de constitución de las comunidades fuera de las fronteras de la Argentina. Por otro lado, el siempre complejo contexto político y económico, tanto local como internacional, que no brindaba marcos de referencia claros y estables, imprescindibles para toda previsión y planificación. Estos factores, presentaban serios desafíos y no pocas amenazas, poniendo en jaque el futuro de la obra. Era imprescindible un nuevo golpe de timón -uno de los tantos que el Cura diera desde 1962- que permitiera, parafraseando una consigna de la época, “ajustar la organización al organismo”.
Y así, esa nueva Presidencia, sacerdotal-laical, concibe y ejecuta un ambicioso plan de gobierno, término pertinente pues nos referimos a la conducción de una Ciudad. Este plan, con el correr del tiempo y a la luz de los resultados, demostró ser por demás exitoso. Y no sólo en términos humanos: la Providencia divina pondrá lo que falta, y el Espíritu Santo asistirá para que todo ocurra conforme los designios de Dios, nuestro Señor.
Y siempre, junto al Fundador, la presencia reservada de Carlos, “el flaco”, para sus amigos más veteranos.
Este catamarqueño de origen, pero tucumano por adopción, de modos y gustos elegantes, de hablar pausado y reflexivo, de una serenidad por momentos exasperante y una percepción absolutamente relativa del tiempo, verá su existencia alterada, como le pasó a tantos otros, por la aparición del P. Fosbery en su vida.
Temporalmente nos ubicamos en la década del 70’, geográficamente, en la convulsionada Tucumán de esos años que, como el resto del país, era víctima del enfrentamiento ideológico que terminaría de resolverse a sangre y fuego. La ubicación espacial: la iglesia de Santo Domingo. En la intimidad de una charla de madrugada, es el mismo Carlos quien definirá, de modo sintético, ese momento: “días después de perder a mi padre, encontré otro padre”.
Comienza ahí la historia de esta amistad inquebrantable entre el sacerdote joven, impetuoso y carismático, enviado a Tucumán por sus superiores, a gestionar la única Universidad (UNSTA) que tenían en Argentina, y aquel muchacho, adolescente aún, que pivoteaba entre el fin de su etapa escolar y el inicio de su vida universitaria. “De aquellos vientos, estas tempestades”, predica el dicho, y ¡vaya si levantó olas aquella dupla!
En su caminar, a través de estos últimos veinticinco años, el Cura y Carlos, junto a otros, organizan y modelan Fasta, llevan adelante, cada uno desde su lugar y a su manera, esta obra de Dios. Y dejarán para quienes venimos detrás, un arquetipo, una referencia insoslayable, de cómo conducir la Ciudad Miliciana.
Son muchos y diversos los méritos que podríamos enumerar de nuestro Vicepresidente. Su trayectoria profesional en el sector privado o su paso por “la política”, como él mismo suele referenciarla. Su capacidad como armador de equipos, de lo cual el Directorio de Fasta es ejemplo cabal, pero también plasmada en otros ámbitos. Quizás resaltar su permanente empeño por la promoción de jóvenes milicianos, en particular en la actuación social de éstos, fuera de las “murallas” de la Ciudad. O su preocupación por la formación doctrinal y espiritual de los miembros de Fasta, dimensión no siempre debidamente apreciada. Más significativa es, sin duda, la dimensión personal, comenzando por su concepción y ejercicio de la virtud de la amistad, y culminando en la bella familia que construyó junto con Eugenia, de la que son fruto esos cinco hijos que, desde el sacerdocio y la vocación matrimonial, conforman también nuestra comunidad.
Pero desde este hito que hoy reclama nuestra atención, debemos destacar, en justicia y gratitud, el profundo y filial amor de Carlos por el P. Fosbery, del cual la lealtad, la fidelidad, la perseverancia y la obediencia, no son sino consecuencias naturales y ejemplares.
Hoy el Lic. Rossini asume otra misión: la de Vicepresidente Ejecutivo Emérito de Fasta. Y desde ese lugar, seguramente, continuará contemplando, construyendo, sosteniendo y protegiendo, la Ciudad Miliciana.
¡A tus órdenes!
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Comentarios (5)
Héctor Partridge
09 Oct 2021Muchas gracias Carlos por todos tus aportes al crecimiento y desarrollo de la Ciudad Miliciana, junto al Padre Fundador.
Que nuestra Señora continúe guiandote en esta nueva Misión y proteja a ti y a todos los tuyos.
Juan Francisco Monestés
09 Oct 2021Estimado Carlos, muchas gracias por todos estos años acompañando al Fundador, por las manos firmes en el timón … por el ATO constante y el de toda tu Familia !
Juan Manuel Oviedo
09 Oct 2021Pocas veces hablamos, muchas te escuché con atención. La Providencia nos encontró de ese modo. Es de buen cristiano ser agradecido. Por lo tanto, gracias por todo lo bueno recibido de tu parte. Que la misión nos mantenga en comunión. ATO!
Daniel Diaz
10 Oct 2021Estimado Carlos, Gracias por todos estos años de enseñanza en la Gestión, por tu ejemplo, lealtad y serenidad en momentos críticos que hemos compartido. Que la Virgen te siga acompañando en esta nueva etapa. ATO!!!!
Pilar
13 Oct 2021Gracias Carlos por tantos años de misión y por la hermosa familia que con Eugenia formaron. Buenos y leales amigos. Dios devuelva en abundancia la generosidad en tu entrega a la obra de Fasta.