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- 1274 Views
- Nelson Santillan
- 9 de mayo de 2022
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- Fundador
Fray José María Cabrera, despidió en nombre de la Orden de los Predicadores al Padre Fundador de la que fue parte. en la misa presidida por monseñor Giorgi, obispo auxiliar de Buenos Aires se refirió a la personalidad del Fundador
Homilía de fray José María Cabrera, prior del Convento de Nuestra Señora del Rosario de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires.
«Queridos hermanos:
Si uno tiene la posibilidad de conocer la Judea, va a encontrar un lugar sumamente pedregoso, seco y más dado al pastoreo que a la agricultura, totalmente distinto a lo que nosotros conocemos en la provincia de Buenos Aires. Muy poco pasto, hay que moverse de un lado al otro con las cabritas. No hay alambrados y entonces ahí se entiende que la función del pastor es una función muy importante… para el rebaño.
Así se entiende también por qué en el antiguo testamento a Dios se lo compara con el pastor. Por eso dice el salmo 22 «El Señor es mi pastor». Y la imagen perfecta del pastor ya plenamente realizada es sin duda ya en Jesucristo.
Ahora, Cristo Resucitado no abandonó a sus discípulos sino que los asoció a su misión salvadora. Y a sus discípulos les comunicó el poder que tenían. El poder de santificar, el poder de enseñar, el poder de gobernar al rebaño. Y este servicio en la Iglesia hace presente en medio de nosotros a Cristo Pastor. Es un regalo, es una gracia de Dios.
Hoy nosotros estamos aquí para despedir y dar gracias por alguien que fue asociado también a esa función sacerdotal y que como todo pastor refleja en algunos aspectos la imagen del único pastor, Jesucristo.
Pensando en fray Bernardo, porque ese era el nombre que él eligió en la Orden. Todos lo conocíamos como fray Aníbal pero había elegido el nombre de fray Bernardo. Yo quisiera rescatar en él algunas notas como pastor. Son necesariamente incompletas y subjetivas de mi experiencia con él. Ustedes, la mayoría, muchos de ustedes podrían agregar otras que serían sin duda mejores, o tal vez más completas que las que les voy a señalar yo.
La primera nota que aparece claramente con el evangelio de san Juan que dice «nadie las arrebata de mi mano». A mí se me presenta esta primera imagen de Aníbal como un hombre enérgico. «Nadie las arrebata de mi mano». Un hombre de fe profunda y de convicciones inamovibles y un hombre de acción. Él me contaba que cuando lo nombraron rector del colegio Santo Tomás de Mendoza el colegio estaba tomado y llevaba dos semanas de huelga docente. Y en esa condición entra a negociar con los que tomaban el Colegio. Y en medio de esa negociación dura me decía «suena un teléfono en una oficina que estaba cerrada con llave». Y él inmediatamente en medio de esa negociación dice «rompan esa ventana y atiendan». Entonces le pregunté «¿Por qué hiciste eso?» y me contestó que «lo hice para que se notara que los que tenían el gobierno del Colegio era la Orden Dominicana y no eran ellos». Era un hombre de gobierno.
En segundo lugar, se me presenta a mí como un hombre que tenía el don de la palabra y de la enseñanza. De una gran claridad. Era un gran predicador. Yo fui testigo de fraile jovencito de veinte y pico de años cuando me asignan al convento de Tucumán del carisma tremendo y arrollador que tenía de predicador en esa basílica. Llenas las tres naves y él predicando de una manera maravillosa de la cual fui testigo.
Además tenía el don del trabajo con los jóvenes. Primero con la Milicia, después con Fasta, siempre motivando y después siendo seguido por ellos con lo cual se veía claramente que tenía un carisma especial para trabajar con la juventud.
En tercer lugar, fray Aníbal era celoso por la Verdad e implacable con el error. Me contaba él que cuando era Prior del convento de Tucumán en la década del 70, tiempo de la guerrilla, tuvo entre los frailes que estaban en ese convento un fraile que militaba en los movimientos guerrilleros. Él me contó lo duro que fue el diálogo con ese fraile, con el cual le pidió que se retirara ya que optaba por el socialismo y no por el sacerdocio.
Pero los caminos de Dios son muy distintos a los nuestros. Ese ex religioso después se reconcilió con la Iglesia y nos solo se reconcilió sino que yo mismo lo asistí siendo prior de este convento en su lecho de muerte. Recibió los sacramentos, se confesó y murió en la gracia de Dios. cuando le contaba todo esto a Aníbal, sintió una gran alegría que hubiera sucedido este camino en este religioso.
Por eso esta característica de fray Aníbal es que era un fraile de corazón misericordioso y grande, grande. Él mismo me contaba que en la década del 70, una década difícil en Tucumán, fue a buscar un sacerdote que trabajaba cargando cajones de verdura en el Mercado Central de Verduras porque a él le parecía indigno para un ex sacerdote que trabajara ahí y se lo llevó a la Unsta para darle un trabajo mejor. Preocupado por su calidad acercándose a todos.
No solo eso. Me llamaba la atención que fray Aníbal recibiera, porque uno cuando tiene una dificultad con alguien o un entredicho con alguien, después se reconcilia, se trata bien, tiene una relación cordial y eso es caridad. Pero en el caso de Aníbal a frailes que le habían hecho sufrir mucho, a frailes que habían hablado mal de él, no solo los trataba con caridad, sino que él mismo los invitaba a pasar sus vacaciones con él a San Martín de los Andes o vivir con él en el Catherina. Una vez le pregunté: «¿Aníbal cómo puedes hacer eso?», se sacó la pipa y largó una carcajada riéndose y solo movió los hombros. Esa carcajada no me la olvido más.
Tal vez alguno de ustedes podría decir que fray Aníbal era una persona demasiado inflexible. Pero yo en realidad soy testigo de una flexibilidad en él que pocos compartirían. Ustedes conocen la anécdota cuando estaba dando clases en la Unsta un alumno se paró y le dijo «en esta universidad no se puede ser ateo» y Aníbal le respondió «en esta universidad se puede ser ateo, pero no se puede ser burro». Esto está relacionado con que fray Aníbal precisamente en esta universidad, la Unsta, puso de profesor de teología dogmática a un musulmán y decía que este musulmán sabía más teología dogmática que muchos cristianos. Creo que es una gran flexibilidad.
Fray Aníbal también tenía un corazón de padre. Aquí cada uno de ustedes me podría expresar y contar como han vivido la experiencia de su paternidad. Yo lo que les puedo decir que cuando yo llegué a Tucumán en el año 1988, muy jovencito, recién ordenado. Él era rector de la Universidad y estaba viviendo en El Corte, Yerba Buena, con el comienzo de la Fraternidad Sacerdotal. Pero cuando yo llegué me invitó a comer solo con él en una parrilla porque él quería explicarme, quería decirme, quería advertirme de las dificultades, los problemas que iba a encontrar en la comunidad del convento, en la Unsta, los problemas de salud de mis hermanos los frailes. Para que no me asustara, para que no me escandalizara. Todo con un tremendo corazón de padre acogedor.
Sin duda otra de las características de fray Aníbal que fue muy dócil para discernir los signos de los tiempos. Es decir, la necesidad urgente de evangelización de la cultura. Que es lo que da origen a Fasta con sus colegios y con la Universidad.
A mí me parece que hay dos etapas muy marcadas en su persona. Puede ser subjetivo pero asó me parece a mí. Los años 60, 70 y 80 son en fray Aníbal preponderantemente hacia afuera. Hacia la acción. Y yo distingo una segunda etapa en su vida dela que fui testigo en el comienzo, allá el El Corte, en Yerba Buena con el padre César y el padre Guillermo que están aquí donde lo llevo a una etapa más espiritual, más interior. sin dejar de ser lo que era fray Aníbal. Y esto por la necesidad de formar y de trasmitir los valores a precisamente los que se estaban formando para ser sacerdotes que nosotros llamamos cariñosamente «fratichelis».
Fray Aníbal fue siempre fiel a las enseñanzas y a las directivas de la Iglesia. Es una característica también de él.
La última que yo señalaría y con esto sigo siendo incompleto. Ustedes deberían completar todo lo que falta. La última es su devoción especial a la Virgen del Rosario. En 1989 estando yo en Tucumán le propuse a los frailes de la comunidad hacer la procesión de la Virgen por las calles de Tucumán. Hacía 20 años que no se hacían. Los frailes no se opusieron pero tampoco apoyaron. Aníbal no estaba en la reunión. Pero hablando con él, me animó a lanzarme a lo que yo temía que fuera un fracaso y el mismo Aníbal vino con parte del colegio Boisdron, los chicos del Ruca para acompañar esa primera procesión que fue un éxito hasta el día de hoy.
Si ustedes han visto la foto hermosa que pusimos en el Facebook del Convento de Fray Aníbal al lado de la Virgen del Rosario de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires es porque no es casual también esa foto. Porque aquí en Buenos Aires hacía más de 50 años por lo menos que la Virgen del Rosario no tenía procesión por la calle. Comenzamos esa procesión en el año 2011. en este caso también fray Aníbal fue entusiasta con esta procesión y él mismo vino con los chicos del Catherina y acompañó esa procesión. Esa foto lo que muestra a Aníbal al lado de la Virgen coronada con la corona pontificia, muestra en realidad una condición interior del corazón de Aníbal que es su in – con – di – cio – na – li – dad con la Madre de Dios para la Virgen del Rosario.
Querido fray Aníbal hoy en nombre de todos los frailes dominicos de la Provincia de San Agustín te despido. Lo hacemos con orgullo profundo. Porque como hijo de santo Domingo con tu predicación y tus obras apostólicas has puesto alto el nombre de la Orden de Predicadores y el honor de la santa Iglesia. Damos gracias a dios por todo lo que obró en vos y a través tuyo. Amén».
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Comments (2)
Mario Calichio
12 May 2022Excelente homília, y a vos Cura querido, un abrazo al cielo ????????
Tucumán: orgullosos templarios portaron a la Virgen del Rosario con el recuerdo del Fundador, Video - Hasta DIOS
07 Oct 2024[…] «…la última que yo señalaría y con esto sigo siendo incompleto. Ustedes deberían completa… […]