Mar del Plata: el Colegio inaugura mural en homenaje al Fundador
En la mañana de hoy miércoles 2 de noviembre, día de los fieles difuntos, el Colegio de Mar del Plata inauguró un mural en homenaje al Padre Fosbery, fundador de Fasta.
Con la presencia de alumnos, docentes, y directivos de Fasta, del Colegio y la Ufasta, el padre Francisco Lázaro bendijo el Mural.
También la alumna María Valentina Cobo de 6º B leyó una de las poesías del fundador escrita un 2 de noviembre pero de hace muchos años.
Juan Manuel del Valle, representante legal del Colegio expresó que «lo que realizamos hoy es un humilde homenaje a quien, como sacerdote, padre, maestro, fundador, dominico, hermano y amigo, nos convocara en distintas horas de nuestras vidas a vivir la vocación como testigos de Cristo».
Para cerrar el acto tomó la palabra el vicepresidente de Fasta, doctor Alejandro Campos quien comentó referencias en la vida del Fundador que se destacan en el Mural.
El discurso completo de Juan Manuel del Valle
Tributo al padre Fundador
Lo que realizamos hoy es un humilde homenaje a quien, como sacerdote, padre, maestro, fundador, dominico, hermano y amigo, nos convocara en distintas horas de nuestras vidas a vivir la vocación como testigos de Cristo.
Esta frase que hemos elegido, entre las tantas de su autoría, es una síntesis de su testimonio, de su entrega y de su legado. Nuestro Padre Fundador, sin dudas, “No pudo Callar lo que vio y oyó”, por ello con su vida entera, “demostró lo que amaba”: a Dios, a la Iglesia y a la Patria.
Siempre con su hábito blanco, con su rosario marcando su vida de pastor y de peregrino de esperanza. La Virtud que constantemente testimoniaba a todos por medio de su vehemencia, de su fortaleza, de su abnegada voluntad de creer y hacer comprender que el hombre es “capaz de Dios”.
Incansable sembrador y peregrino, supo ver en el dolor y en la enfermedad, al Cristo que tocó su vida y le compartió su cruz. Al mismo Cristo que lo consagró Sacerdote para siempre, verdadero mediador entre Dios y los hombres.
Fray Aníbal se nos reveló siempre joven: joven formándonos, joven amándonos, joven en la ascensión, en la marcha y en el campamento, en lo vertiginoso de la vida humana y en su fragilidad también. Joven cantando siempre, cantando con todos, pidiendo cantar al Único y Máximo Jefe de la Milicia, que es el Señor.
Su sonrisa fue un signo de su vida. Su alegría, su buen humor, su ceja levantada, sus bromas, el cariño paterno… Con su vida nos demostró que “la alegría es la sal de nuestro estilo”.
Hoy manifestamos, con este pequeño gesto, nuestro agradecimiento y admiración.
Que cada vez que veamos el mural de nuestro Fundador nos recuerde que también con nuestras vidas demostraremos aquello que amamos.
Que el Cura sea nuestra inspiración, nuestro modelo de miliciano, de cristiano, que nos haga amar cada vez mas a Dios, a la Iglesia y a la Patria. Mientras tanto, al decir de nuestro Padre Presidente, “Nuestro querido Cura estará intercediendo para que ese sueño que el Espíritu Santo le sopló hace 60 años, siga ablandando los corazones para que eleven su rostro hacia el Padre que tanto nos ama”.