Opinión: en su búsqueda de consenso, el Sínodo suaviza las cuestiones controvertidas
Por Por Elise Ann Allen para Cruxnow
Traducción: HastaDIOS.com
ROMA – Una síntesis final producida por el Sínodo de Obispos sobre la Sinodalidad del Papa Francisco, que duró un mes, no ofreció propuestas claras o concretas sobre temas candentes, lo que un funcionario del Vaticano explicó el sábado por la noche como producto de una búsqueda de un “consenso amplio y convincente”. »
«El discernimiento eclesial, que se basa en la escucha mutua para comprender hacia dónde conduce el espíritu de la Iglesia, se basa en el criterio del consenso», afirmó el cardenal maltés Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, quien puso la palabra «consenso». en mayúsculas para subrayar su punto.
Como resultado, la síntesis no expresó posiciones sobre temas como la ordenación sacerdotal de las mujeres, el diaconado femenino o la acogida de la comunidad LGBTQ+, todos ellos temas que surgieron durante la discusión del sínodo. Más bien, el texto habla a grandes rasgos de la necesidad de tomar más medidas para promover a las mujeres en el liderazgo y acoger a quienes se sienten marginados, pero no ofrece propuestas específicas.
El texto de 42 páginas se dividió en tres partes, “el rostro de la iglesia sinodal”, “todos los discípulos, todos los misioneros” y “tejer vínculos, construir comunidad”, seguida de una sección final sobre “continuar el camino”.
Cada sección se dividió en puntos de convergencia, cuestiones que deben abordarse y propuestas para el futuro.
Sobre las mujeres, dice el documento, “es urgente garantizar que las mujeres puedan participar en los procesos de toma de decisiones y asumir roles de responsabilidad en el cuidado pastoral y el ministerio”.
Al señalar que el Papa Francisco ha nombrado a varias mujeres para puestos de alto perfil dentro del Vaticano, el documento dice que «lo mismo debería suceder en otros niveles de la vida de la iglesia», y agrega que «el derecho canónico debe adaptarse en consecuencia», pero no proporciona ninguna detalles sobre qué cambios podrían ser necesarios.
Sobre la cuestión de las mujeres diáconos, el documento no ofrecía una posición o propuesta clara, sino que simplemente afirmaba que la investigación pastoral y teológica sobre el diaconado femenino «debería continuar», basándose en investigaciones ya realizadas por las dos comisiones que el Papa ha establecido para estudiar el asunto.
El documento decía que los resultados de cualquier investigación adicional sobre el tema deberían presentarse durante la reunión final del sínodo del próximo año.
Se señaló que las actitudes de clericalismo, “chauvinismo” y abuso de poder dañan el testimonio y la comunión de la iglesia, y también se abordó el impacto de los escándalos sexuales y financieros.
El documento subraya la necesidad de evitar hablar de la mujer “como una cuestión o un problema” a resolver, sino más bien de promover una Iglesia “en la que hombres y mujeres dialoguen con el objetivo de comprender mejor la profundidad del plan de Dios, en el que aparecen juntos como protagonistas, sin subordinación, exclusión ni competencia”.
También se abordó la explotación de las monjas, y el texto dice que es necesario abordar la cuestión de las religiosas, que a menudo son consideradas trabajadoras baratas y contratadas con poco o ningún salario. También se hizo un llamado a incluir más mujeres en los programas de formación y estudios teológicos para sacerdotes.
En particular, a pesar de las repetidas referencias a la comunidad LGBTQ+ y la necesidad de encontrar formas de ser más acogedores con aquellos con atracción por el mismo sexo, el documento no menciona en absoluto los términos “LGBTQ+”, “homosexualidad” o “personas del mismo sexo”.
Si bien el tema de las bendiciones para las parejas del mismo sexo fue una fuente importante de debate antes de la apertura del sínodo, la palabra “bendición” no apareció en el documento.
La cuestión se abordó con un lenguaje velado que se refiere a cuestiones «como las relacionadas con la identidad de género y la orientación sexual, el final de la vida, situaciones matrimoniales difíciles» y «problemas éticos relacionados con la inteligencia artificial».
Estos temas “son controvertidos en la sociedad, pero también en la Iglesia, porque plantean nuevas preguntas”, dice el documento, afirmando que las “categorías antropológicas” actuales para estos temas “no son suficientes para captar la complejidad de los elementos que emergen de la experiencia o la experiencia”. conocimiento científico y requieren refinamiento o estudio”.
El texto subrayó la importancia de dedicar el tiempo y la energía necesarios para reflexionar sobre estas cuestiones, “sin ceder a juicios simplificadores que dañan a las personas y al Cuerpo de la Iglesia”.
«Aun cuando son necesarias más aclaraciones, el comportamiento de Jesús, asimilado en la oración y en la conversión del corazón, nos muestra el camino a seguir», afirmó.
En cuanto a aquellos que se han sentido marginados en la iglesia, categoría que en la discusión del sínodo y en el documento de trabajo incluía a la comunidad LGBTQ+, el documento decía que escuchar estas voces “requiere aceptación incondicional”.
Sin embargo, esta aceptación “no significa abdicar de la claridad en la presentación del mensaje evangélico de salvación, ni respaldar ninguna opinión o posición”, dijo, señalando que Jesús en las Escrituras “abrió nuevos horizontes a aquellos a quienes escuchaba sin condiciones y estamos llamados a hacerlo”. hacer lo mismo.»
New Ways Ministry, un grupo de defensa de los católicos LGBTQ+ con sede en Estados Unidos, emitió un comunicado hoy sábado por la noche diciendo que el informe «decepciona al simplemente reafirmar el status quo de la jerarquía».
Sobre la cuestión del celibato sacerdotal, el documento señala que se expresaron diferentes opiniones sobre el tema y que «todos aprecian el valor (del celibato sacerdotal) lleno de profecía y de testimonio de conformidad con Cristo».
«Algunos se preguntan si su conveniencia teológica con el ministerio presbiteral debe traducirse necesariamente en una obligación disciplinaria en la Iglesia latina, especialmente cuando los contextos eclesiales y culturales lo hacen más difícil», dice el texto, y dice: «Este no es un tema nuevo, lo cual requiere mayor consideración”.
Inaugurado formalmente por el Papa Francisco en octubre de 2021, el Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad se titula oficialmente “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión” y es un proceso de varias etapas que culminará con una segunda reunión con sede en Roma en Octubre de 2024.
Después de una consulta inicial con los laicos a nivel diocesano, se enviaron informes que resumían las conclusiones a las conferencias episcopales nacionales. Esos informes sirvieron de base para el debate en la segunda etapa continental del proceso.
La etapa continental concluyó a principios de este año, y los informes de cada una de las siete asambleas continentales se utilizaron como base para redactar el documento de trabajo oficial, llamado Istrumentum Laboris , para la discusión de Roma a nivel universal en octubre.
La ordenación sacerdotal de las mujeres, el diaconado femenino y las bendiciones para las parejas del mismo sexo estuvieron entre los temas más polémicos discutidos; algunos participantes describieron el abordaje de estos temas como “emocional” y otros afirmaron que eran una “obsesión occidental”.
Antes del sínodo, varios prelados conservadores advirtieron que el proceso podría volverse “cismático” por su compromiso con estos temas.
Antes de la apertura del sínodo, Francisco publicó respuestas a una serie de dubia , o dudas, planteadas por cinco cardenales conservadores sobre estos temas, en las que reafirmó la prohibición de la ordenación sacerdotal de las mujeres, aunque dijo que podría ser estudiada, y abrió una puerta cautelosa a la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo caso por caso, con ciertas salvedades.
Tras el sínodo de este mes, en el que, por primera vez, participaron mujeres y laicos en general como miembros con derecho a voto, el proceso concluirá con una segunda reunión en Roma en octubre de 2024.