Calurosa despedida congolesa a Cecilia Noriega
Cuando hablamos de calor, en este caso nos referimos al calor humano con que la comunidad de Fasta en Kinshasa despidió a la misionera Cecilia Noriega días pasados antes de volver a Argentina.
Milicianos de la comunidad, docentes, padres y alumnos del Colegio se emocionaron por la despedida de esta baluarte que prestó invalorable a servicio a la Iglesia en la República Democrática del Congo.
Qué mejor que sus propias palabras para contarnos sus emociones:
Luego de poco más de un año de misión en Kinshasa – RDC, me siento muy agradecida a Dios por lo vivido, compartido, aprendido, crecido, construido…
Mirando el camino recorrido, con mucho gozo reconozco que fundamos un Colegio, fundamos una hermosa comunidad educativa, creciente, esperanzadora y pujante que enriquece a numerosas familias, al barrio de Kimbangu I y a la ciudad miliciana toda.
Como decía el cura, me honra saber que «hice bien el Bien» aportando mi granito de arena.
Guardo en mi corazón todo lo atesorado sabiendo también que una parte de mí, queda allá, junto a los niños, los profes y familias congoleñas.
Creo y confío que esta hermosa semilla sembrada por Dios es fecundada por su Amor y por la entrega de todos los misioneros que el Señor ha llamado y
sigue llamando para esta obra.
En el cariño y la oración, junto a la primera misionera, la Virgen María, seguimos unimos de corazón a corazón.
¡Gracias, gracias, gracias!
¡A tus órdenes!
CECILIA NORIEGA