Mendoza: 46 escuderos y caperucitas recibieron su primera comunión
Por Pablo Álvarez
El pasado domingo 15, fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, 46 niños, entre escuderos y caperucitas de los rucas Curá y Llahué, hicieron su primera comunión.
Tras casi dos años de preparación catequística, los escuderos y caperucitas se acercaron al altar a recibir por vez primera al Señor Eucaristía, el don más precioso y preciado que Dios nos da para salvarnos.
En primer lugar, a las 10 de la mañana los niños de Curá y, posteriormente, a las 12 hs. los del Ruca Llahué participaron de una hermosa celebración litúrgica, presidida en ambos casos por el padre David Pérez Pazo (capellán de la Jurisdicción).
En su homilía, el padre David les decía a nuestros pequeños: “hoy termina un tiempo de preparación, pero comienza algo mucho más importante, un tiempo de encuentro profundo con Jesús, que es quién más feliz está hoy aquí, al ver todo el amor que hoy les está regalando a cada uno de ustedes. Él se ha regalado a si mismo como alimento para cada uno de ustedes. Él quiere ser comida para darles fuerzas para que puedan amar. El Amor se ha hecho comida para que nosotros, al comerlo, podamos amar como Él ama.” y también les decía: “Quiero que cada uno de ustedes agradezca a Dios por los padres que les ha dado, que hoy los han traído aquí y los acompañan a recibir este regalo, el más grande que podrían recibir, Cristo, el mejor regalo que podrán recibir en su vida”.
Así pues, acompañados por sus padres y familiares y por gran parte de la Comunidad de Fasta Mendoza, escuderos y caperucitas se acercaron, radiantes, al Señor y no pudieron disimular luego su alegría al finalizar la ceremonia y abrazarse a sus seres queridos.
Desde hace varios años, la catequesis sacramental, a cargo de la Dirección de Catequesis de la Jurisdicción, lleva adelante un ambicioso programa de formación para los niños y también para sus papás, buscando no solo la preparación doctrinal sino también la perseverancia posterior en el seno de familias comprometidas con el crecimiento en la fe de sus hijos.
Una gran alegría para toda la Jurisdicción que crece día a día en las gracias recibidas del Señor y en la cercanía a la Eucaristía como centro vital de su existencia.