“Mi vida solo puede cobrar sentido si la percibo como una vocación de Dios, un llamado que espera de mí su respuesta.”

Por Lucía Sivero

El pasado 8 y 9 de noviembre, la comunidad de FASTA Salta vivió el tan esperado Campamento Herederos en la localidad de La Caldera, en el marco de los 20 años de Ruca Aitué.
Fue un campamento distinto, profundamente significativo, donde toda la jurisdicción, las secciones y la mayor compartieron un mismo fuego, un mismo espíritu y una misma alegría.

Desde temprano, el sábado por la mañana, los chicos llegaban junto a sus familias para comenzar juntos este campamento que se esperaba con todo el corazón hace meses.
El encuentro inició con un desayuno comunitario, un momento de reencuentro y entusiasmo. Por gracia de Dios, el fin de semana superó todas las expectativas: más de cien personas participaron, entre ellas ex jefes de Ruca con sus hijos, familias completas y milicianos de todas las edades, haciendo revivir con fuerza el espíritu fundacional de FASTA Salta.

Durante el día, se realizaron distintas actividades, entre estas las intertribus, en las que los equipos estaban formados por milicianos de todas las edades.

Las risas y los momentos de reflexión marcaron una jornada llena de vida, donde cada gesto recordaba que la herencia recibida sigue viva y creciendo.
Al caer la noche, el campamento se transformó en un espacio de profunda espiritualidad con la adoración al Santísimo en comunidad, un momento de oración y gratitud.

Luego llegó el tan esperado fogón, cargado de fervor y emoción: todas las secciones —incluida la mayor— presentaron sus sketches, canciones y representaciones, en un clima de fraternidad y comunidad que encendió el alma de todos.

El domingo compartimos un almuerzo comunitario lleno de anécdotas; seguido por la formación final, donde se habló sobre lo vivido y sobre la misión que continúa.

El encuentro culminó con la Santa Misa, celebrada en comunidad, reafirmando el compromiso de seguir construyendo la Ciudad Miliciana con esperanza, entrega y fe.

Durante el fin de semana, también hubo un espacio de Punto Norte, para dialogar sobre los próximos campamentos regionales de enero.

Fueron dos días de mucha alegría, oración, comunidad y gratitud. Dos días donde FASTA Salta redescubrió su historia, celebró su herencia y renovó su compromiso de hacerla crecer con fidelidad y amor.

Además nos visitó Martín Payén y nos contó su testimonio y experiencia en Fasta Kinshasa, en el Congo.

Queremos expresar un agradecimiento especial a todos los que nos acompañaron durante este fin de semana, en especial al acompañamiento de los consagrados el Capellán Padre Matías, Padre David Bertinetti, la Cathe Mer Solorzano, y al Jefe regional Daniel Díaz y milicianos amigos de Tucumán.

Este campamento fue un eco vivo de esa herencia que sigue creciendo en el corazón de cada uno.

Gracias por ser parte de esta historia viva, por mantener encendida la llama y por recordarnos que heredar no es solo recibir, sino construir, sostener y proteger la obra que Dios nos confió.