Sita Argentina: Homenaje al doctor Héctor Hernández
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- Nelson Santillan
- 5 de diciembre de 2023
- Sita
Durante las sesiones de la Sita Argentina que se celebraron el fin de semana pasado en la ciudad de Buenos Aires se rindió homenaje al doctor Héctor Hernández, reconocido profesor de Filosofía del Derecho de la universidad Fasta, gran católico y patriota, quien falleció en 2021.
Semblanza sobre el Dr. Héctor Humberto Hernández presentada por el Dr. Luis Esteban Roldán en el marco del homenaje realizado durante el Congreso Nacional de la SITA Argentina 2023
Quiero, en primer lugar, agradecer a los organizadores de este congreso, el haber previsto este espacio para rendir un debido homenaje a nuestro gran maestro y amigo Héctor Humberto Hernández, fallecido hace poco más de dos años.
Héctor nació el 17 de febrero de 1943 en San Nicolás de Bari de los Arroyos (a él le encantaba poner todo el nombre de su ciudad natal), en el seno de una familia católica y patriota. Era el mayor de sus hermanos.
Cursó los estudios primarios en la Escuela Provincial Nro. 4 “José Manuel Estrada” en la que su padre era el director, recibiéndose de maestro en 1960. En esa época los alumnos de las escuelas normales egresaban como bachilleres y maestros.
Al año siguiente se fue a estudiar abogacía a la ciudad de Rosario en la recientemente fundada Pontificia Universidad Católica Argentina. Mientras cursaba la carrera vivió en el colegio mayor que la universidad tenía. Ya desde los primeros años de sus estudios universitarios se empezó a destacar como dirigente estudiantil, organizando distintos grupos de estudios y otras actividades apostólicas.
Allí conoce y tiene como profesor a quien iba a ser su principal maestro en los temas de filosofía: a don Guido Soaje Ramos, con quien lo uniría una larga amistad hasta la muerte de don Guido. También conoce a Félix Adolfo Lamas, quien se casaría con su hermana Graciela.
Héctor Hernández ya desde esa época supo tener una capacidad de trabajo extraordinaria. Su compromiso como dirigente estudiantil y sus muchas actividades apostólicas no le impidieron tener excelentes notas en toda su carrera y terminarla con la medalla de honor al mejor promedio.
Terminada su carrera vuelve a su ciudad natal San Nicolás donde comienza a ejercer como abogado, combinando el ejercicio privado de la profesión con su desempeño como abogado de la Provincia de Buenos Aires.
También integró la cátedra de Filosofía del Derecho de la UCA Rosario de su maestro Guiso Soaje Ramos.
Años después ingresa como investigador del CONICET y conoce a Carlos Alberto Sacheri, con quien trabaría una intensa amistad en la que los unía el amor por la Iglesia -en esos tiempos sacudida por ciertos efectos del posconcilio en la Argentina, en especial el desarrollo del Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo- y el amor a la Patria; siendo esto lo que los llevó a fundar el Movimiento Unificador del Nacionalismo Argentino, del cual Sacheri era el Presidente y Héctor Hernández el Secretario.
De la cátedra de la UCA Rosario fue expulsado junto con Guido Soaje Ramos por no tolerar las nuevas autoridades su adhesión al tomismo sin concesiones a los errores modernos.
Años más tarde a Soaje Ramos le encargan una cátedra de Filosofía del Derecho en la UBA y Héctor Hernández y Félix Adolfo Lamas forman parte de la misma con Bernardino Montejano. Esa experiencia termina con la llegada del alfonsinismo al poder.
En los años previos, Hernández comenzó a trabajar en su tesis doctoral sobre la teoría egológica del derecho. Dicha posición doctrinal era la sostenida por Carlos Cossio, a la sazón titular de otra cátedra de Filosofía del Derecho en la UBA. La tesis fue defendida y aprobada en 1977, y publicada.
A partir de esa época Héctor comenzó a concentrar sus trabajos en el estudio de la noción de derecho subjetivo, publicando una gran cantidad de artículos y dictando numerosas conferencias por todo el país.
Fue a partir de la llegada al poder del alfonsinismo que comenzaron los ataques a la familia que desembocarían en la promulgación de la ley de divorcio vincular en 1987.
Esta batalla tuvo a Hernández como uno de los más lúcidos defensores del matrimonio indisoluble. Brindó una multitud de conferencias en Rosario, Santa Fe, Buenos Aires, etc. Y, por supuesto, un buen número de artículos publicados en Verbo y otras revistas de la época.
Por ese tiempo también integró el plantel de expositores de los Cursos de Cultura Católica, así como de los Congresos del IPSA y de los de Filosofía que organizaba Alberto Caturelli. También de esa época es el nervio inspirador del Centro del Litoral con Eliseo Muzzio, Juan Mario Collins y otros amigos.
Es estrictamente cierto que no había actividad en defensa de la Fe y de la Patria que no contara con su generosa colaboración y participación. A donde ibas te encontrabas con Héctor Hernández.
Designado como Defensor Oficial del Juzgado Federal de San Nicolás, y debiendo resignar su carrera en el Conicet, no disminuyó su actividad.
Es más, el ejercicio de este cargo no hizo más que agregar a sus temas de interés los vinculados al Derecho Penal, siendo uno de los primeros que advirtió sobre los peligros de las tesis de Zaffaroni y el “garanto abolicionismo”, término que él acuñó y difundió a través de conferencias, artículos y varios libros.
Hernández también fue biógrafo de Carlos Alberto Sacheri. Ya en la década de los noventa ve la luz una de sus obras más importantes: una biografía voluminosa del mártir. Pero que es mucho más que eso. Es una verdadera historia de la Argentina de los sesenta y los setenta escrita con un gran rigor y en la que recopiló importantes testimonios de actores de la época.
A partir de esa época su actividad va a sumar por lo menos cuatro nuevos escenarios.
El primero es su designación como profesor titular de Filosofía del Derecho en la Universidad de Fasta en Mar del Plata, de dónde hoy están presentes varios ex alumnos ya devenidos en profesores. Fiel a su estilo nunca se conformó con ir a dictar las clases y volverse, sino que generaba otras actividades como las Jornadas Universitarias donde congregaba a expositores de todo el país y hasta del extranjero. Más adelante también se hizo cargo de la cátedra de Ética Profesional, en la que combinaba admirablemente la enseñanza de los principios con su aplicación a casos concretos
El segundo fue su participación como expositor y organizador de las jornadas de jóvenes del Litoral, que tenían lugar principalmente en la ciudad de Paraná, aunque recuerdo algunas en Santa Fe y una hasta en Resistencia, provincia del Chaco.
Además de las Jornadas propiamente dichas, siempre encontraba la ocasión para organizar la presentación de algún libro suyo o de algún camarada.
Fue allí que tuve el honor inmerecido de presentar el que creo que es su obra más importante: el libro “Derecho Subjetivo Derechos Humanos”. Dicha obra fue el fruto sazonado de años de trabajar los temas.
Una pequeña anécdota de esa presentación. Hacía poco tiempo que con dos queridos amigos -José María Baamonde y Ricardo Bach de Chazal- habíamos escrito y publicado un pequeño libro llamado “Libertad religiosa y sectas en la Argentina”, donde criticábamos un anteproyecto de ley sobre la materia, aprovechando nuestra experiencia en el tema dado nuestro reciente paso por la Secretaría de Culto de la Nación.
Héctor Hernández insistió en que mientras yo presentaba su libro él se encargaría de presentar el nuestro que, por supuesto, era una obra de mucha menor envergadura. Así era su entrega, su generosidad, su espíritu de servicio.
La tercera es su participación como expositor principal en las Jornadas de Jóvenes organizadas en San Rafael, Mendoza, por los Padres del Instituto del Verbo Encarnado. Pleno enero con mucho calor, ahí estaba Héctor Hernández y no había como decirle que no.
La cuarta fue su tarea como director del suplemento de filosofía del derecho de la revista “El Derecho”. Lo transformó en una herramienta ágil de lectura agradable. Artículos de fondo, pero también entrevistas a gente de todos los pelajes. De este suplemento, no puedo de dejar de mencionar la sección “Herodianas”, dedicada a artículos y noticias vinculadas al crimen del aborto en la Argentina.
Con el paso de los años y pese a los achaques un día me dijo que estaba muy cansado… Ese año creo que publicó como cinco libros… Le dije que menos mal que andas mal, sino nadie te puede seguir el ritmo.
En los últimos años, ya jubilado como defensor oficial, aumentó más su actividad como escritor y conferencista.
Junto a varios amigos organizamos un Asociación de Juristas Católicos Santo Tomás de Aquino, y pudimos hacer varias reuniones en Buenos Aires aprovechando la generosidad de la Corporación de Abogados Católicos. Allí se presentaron varios de sus libros y de otros autores, generándose muy interesantes debates. Figuras como Sergio Castaño, Camilo Tale, Miguel de Lezica, Eduardo Olazabal, Diego Lamas, Luis De Ruschi, Emilio Hardoy, Carlos Arnossi colaboramos con lo que podíamos, pero Héctor Hernández era el alma mater
La lucha contra el aborto lo tuvo en primera fila de nuevo. Conferencias, artículos, libros…
Y su batalla final fueron una serie de charlas en el INFIP defendiendo los restos de estado católico que nos queda… y, por supuesto, publicó un libro al respecto.
La noticia de su muerte repentina e inesperada me pegó muy fuerte. Había perdido un maestro y un amigo entrañable.
Un verdadero ejemplo de amor efectivo a la Iglesia y a la Patria.
Un intelectual comprometido con su tiempo y con los desafíos que Dios Nuestro Señor le iba poniendo. Siempre primero en todos los combates.
Querido Héctor Humberto Hernández: hoy te decimos presente y sabemos que el mejor homenaje que te podemos hacer es continuar con tu obra.
Seremos enanos…pero subidos a los hombros de un gigante.
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