Penna: «Ratzinger, modelo para un profesor universitario católico»
El vicerrector de la Ufasta Silvano Penna cerró el congreso sobre «Ratzinger y su legado de paz, justicia y verdad» que se realiza en Temuco, Chile, organizado por la Universidad Santo Tomás de Chile (UST) y se desarrolló en las sedes de Iquique y Temuco.
Penna se refirió a «Ratzinger, modelo para un profesor universitario» en los que destacó su actitud, su posición frente a la verdad, su método e Integración de los Saberes.
Con respecto a su «Actitud» destacó la humildad de Benedicto, «por eso se llamó `colaborador de la Verdad`. Un `diácono`, al servicio de la verdad» afirmó y lo comparó a Santo Tomás que ante la contemplación mística: «todo lo que he escrito es paja», pese a que Dios mismo le había dicho: «bien has escrito de mí, Tomás».
Frente a la verdad, Penna dijo que «una Universidad tensiona hacia la unidad. La búsqueda de la unidad en lo diverso. Hay una prioridad de la contemplación: «mejor que simplemente brillar es iluminar». Hay que contemplar y transmitir lo contemplado. De ahí la nobleza de la vocación docente. El ciego necesita más el tullido para llegar al destino común».
Refiriéndose a «La razón y la Fe» se integran citó a San Agustín «Creo para entender y entiendo para creer». Más adelante se explayó sobre la famosa frase de Ratzinger sobre que «La razón evitará que la religión degenera en fanatismos; la religión evitará que la razón fabrique monstruos científicos».
El congreso fue organizado por el Departamento de Formación e Identidad de la Universidad Santo Tomás de Chile (UST) dentro del XIX Congreso Católicos y Vida Pública.
El Congreso
El reciente 31 de diciembre, tras 95 años de peregrinación y 8 de pontificado, Joseph Ratzinger entregó su alma a Dios como Papa emérito, y lo hizo discretamente, como siempre quiso vivir. Este Congreso sobre “Ratzinger, su legado de paz, justicia y verdad” es una oportunidad de acercarnos a él para descubrir el legado espiritual y doctrinal de ese profesor, pensador y, sobre todo, pastor.
Hace casi 20 años, en el 2004, recibió el entonces Prefecto para la Congregación de la Doctrina de la Fe una invitación a participar en el I Congreso Iberoamericano de Católicos y Vida Pública en Chile. Debido a compromisos previos, no pudo aceptar. Unos meses después era elegido Papa con el nombre de Benedicto XVI. En esta ocasión sí lo tenemos con nosotros de una manera especial, y aunque en general es desconocido, su vida y su doctrina poseen gran riqueza.
Por eso queremos rendir homenaje a este hombre que se definió como “humilde obrero de la casa del Señor”. Un hombre valiente, agradecido a Dios, pues su “vida entera ha estado atravesada siempre por esta línea de que el cristianismo brinda alegría, da amplitud” (Luz del mundo, 23); que ora con sencillez como “un simple mendigo frente a Dios, y más que todas las demás personas” (Ibid, 30); y afronta con entereza y confianza en Dios las dificultades que emergen en el desarrollo de su misión, como profesor, Obispo, Prefecto de la Doctrina de la Fe y Papa; un hombre que iba a lo esencial para dirigir el timón de la barca de Pedro y que, ante el asombro mundial, convocaba a más peregrinos que su predecesor en las audiencias de la Plaza San Pedro.