La Verdadera Belleza: el Cuidado de los Demás y el Compromiso de Fasta
En un encuentro que se realizó el lunes 30 de septiembre con la delegación del proyecto «Custodios de la Belleza,» el Papa Francisco nos recordó que la auténtica belleza no radica en la apariencia superficial, sino en el acto profundo de cuidar a los demás. Durante este intercambio, el Santo Padre enfatizó que la belleza se expresa de manera más pura y verdadera cuando nos abrimos al servicio, cuando somos capaces de salir de nosotros mismos para tender la mano a quien lo necesita.
Dentro de nuestra comunidad, esta invitación del Papa Francisco a vivir la belleza a través del cuidado de los demás cobra un sentido especial. Nuestro compromiso con la formación de personas que busquen la verdad, el bien y la belleza se traduce en una acción concreta: ser una comunidad que se preocupa por el otro, que está dispuesta a acompañar, a educar y a servir. La belleza que promovemos es una que transforma, que se manifiesta en el amor y en la entrega a los demás.
Francisco señaló que vivimos en una cultura que muchas veces se enfoca en la estética externa, olvidando que la verdadera belleza es la que brota de un corazón dispuesto a amar y a cuidar. “La belleza auténtica – dijo el Papa – es la de cuidar a los demás, especialmente a los más débiles, a los que no pueden devolvernos nada”. Esta llamada resuena profundamente en la vida de quienes se comprometen a construir la Ciudad Miliciana como un espacio de encuentro, de acogida y de servicio.
Nuestra misión de formar líderes que sean testigos de la fe y del amor se refleja en la manera en que cuidamos a los más jóvenes, a los que buscan un sentido en sus vidas, a las familias que necesitan orientación y acompañamiento. Como comunidad, buscamos encarnar esa belleza del cuidado, de la solidaridad y del servicio que el Papa nos invita a vivir, haciendo visible el amor de Dios en cada acción cotidiana.
El Papa también destacó que este cuidado no solo debe dirigirse a las personas, sino también a la creación misma. Aprendemos a valorar y respetar la belleza del mundo que nos rodea, entendiendo que el cuidado del medio ambiente es también una forma de honrar la obra del Creador. El compromiso de nuestra comunidad con la naturaleza y la promoción de un estilo de vida sostenible reflejan esa belleza que no solo contemplamos, sino que también cuidamos y protegemos.
La belleza, según Francisco, no es algo que poseemos, sino algo que construimos con nuestras acciones cotidianas. Es el acto de consolar a quien sufre, de tender una mano al que está solo, de compartir con generosidad. Construimos esta belleza a través de cada gesto de amor, en la dedicación a nuestros apostolados, en el trabajo diario por formar corazones capaces de amar y servir.
Esta reflexión nos invita a mirar más allá de lo superficial y a comprometernos a vivir una vida en la que el cuidado, el amor y la compasión sean la verdadera obra de arte. Porque, como dice el Papa Francisco, «la belleza auténtica es la que transforma el mundo con el poder del amor y el servicio.» Y es así como buscamos reflejar el amor de Dios en cada rincón de nuestras vidas y en la misión que llevamos adelante.
Lic. Carola Foster, Editora de Arte y Cultura.
Fuente: Basado en la reflexión del Papa Francisco durante el encuentro con la delegación del proyecto «Custodios de la Belleza», publicado por AICA. Puedes encontrar el artículo original en AICA.