Campos: «Plantar las columnas de la Ciudad es el desafío y la mayor de las políticas que debe encarar esta generación de miembros de Fasta»
«No estando ya entre nosotros el Fundador, tenemos que velar por responder siempre, pues nos cabe a todos los miembros que somos herederos de su gracia» afirmó Alejandro Campos en la apertura de la segunda parte del Proceso de Autoconciencia Eclesial que inició Fasta este sábado 16 de diciembre.
Esta afirmación es una respuesta a las preguntas disparadoras con las que comenzó su presentación:
«¿Cómo hemos de discernir el paso de Dios en medio de nosotros? ¿Cómo vamos a leer qué quiere Dios de nosotros como Ciudad?
¿Cuáles son los mecanismos institucionales para que nuestra Ciudad siempre esté ordenada al cumplimiento de su misión? ¿Cómo nos sumaremos a la nueva evangelización que llama hoy la Iglesia? ¿Qué respuestas personales e institucionales daremos?»
«A medida que nos adentramos en la nueva era, cobramos más conciencia de lo distinto que son el mundo, el hombre, las realidades de hoy, con respecto a las que teníamos en 1962, cuando se fundó Fasta» afirmó.
«Nos cambiaron los puntos de partida: esas bases de la realidad (las características del hombre, su cosmovisión; las culturas; los modos sociales y políticos; la tecnología etc.) a partir de las cuales trazamos nuestro camino apostólico» dijo para luego destacar que «Cambió el punto de partida. Cambiaron “los puntos” de partida. Cambió la realidad. Lo que no cambió ni cambiará, es el punto de llegada… “Fidelidad y renovación”.
Más adelante destacó que «plantar las columnas de la Ciudad en el Siglo XXI es el desafío y la mayor de las políticas que debe encarar esta generación de miembros de Fasta. Es el camino que venimos recorriendo en el Proceso de Autoconciencia Eclesial que estamos transitando desde hace casi dos años».
Sobre los objetivos de este trabajo afirmó que son evaluar cómo está parada y preparada la Ciudad Miliciana frente a la era digital, y en qué condiciones se encuentra para poder cumplir con la misión evangelizadora frente a esta nueva realidad; definir sinodalmente las grandes líneas directrices que marcarán los modos y el obrar de la Ciudad en misión en el Siglo XXI; encontrarnos fraternalmente: generar espacios, cenáculos, para contemplar, construir y sostener la Ciudad, pidiendo a Dios que nos ilumine en la empresa.
Para finalizar dijo que «necesitamos y esperamos un diagnóstico que detecte y señale puntos de partida que nos presenta la realidad del Siglo XXI en el ámbito de cada comunidad y que haga una descripción, una valoración de cómo se encuentra Fasta preparada y plantada frente a esa realidad».
También dijo que necesitan «todas las propuestas para el futuro (políticas, programas, acciones, mecanismos institucionales etc.) que se quieran realizar para que la Ciudad Miliciana cumpla con la misión evangelizadora a la que llama la Iglesia».
Por último dijo que necesitan «expresiones simbólicas y signos que exprese la misión de la Ciudad en el ámbito abordado por cada comunidad; consignas que expresen simbólicamente esa misión de la Ciudad en el Siglo XXI; y una formulación que exprese la visión.