El Rincón Formativo: «¿Dios está en un mate?»
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- Nelson Santillan
- 27 de septiembre de 2024
- El Rincón Formativo
Por Juan Ignacio Fernández Ruiz
El pasado jueves estaba desayunando unas tostadas con un mate. Mirando el mate tuve un arrebato filosófico: ¿Dios está en mi mate? Parecía una pregunta trivial, pero de eso dependía tanto la consistencia de mi mate, como la de mi conocimiento de un Dios que es Creador.
La primera respuesta que a uno se le ocurre es: evidentemente, Dios no está en mi mate. Y eso es correcto, porque lo que estamos queriendo decir es: Dios no está en el mate al modo como la yerba está contenida en el mate o como la calabaza compone al mate. Así, Dios no está presente en las cosas como las cosas mismas están presentes unas a otras, de modo físico o de modo limitado, componiéndose con las cosas mismas o confundiéndose con ellas (eso es panteísmo). Dios no es un ítem más entre otros. Dios debe ser más grande que lo que mi mate puede contener. Dios es trascendente.
Pero también se nos puede ocurrir esta respuesta: por supuesto que Dios está en mi mate, de lo contrario mi mate no existiría, porque allí está Dios conservándolo en el ser. Y es también correcto. Dios está en mi mate no como contenido por él, sino como conteniéndolo. Dios está y no está en las cosas, es distinto o distante, ausente, pero también íntimo, presente. No está en sentido físico-finito, pero sí está en cuanto actúa en cada cosa, y algo está en donde actúa. Dios está en el mate haciendo algo en el mate: no cebándolo (eso lo hago yo libremente), sino dando al mate todo su ser y perfección y manteniéndolo en su existencia, haciendo el mate incluso podríamos decir, pero no en el sentido de manufactura, sino el sentido paulino: “Porque en él [Cristo] fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles (…) todo fue creado por él y para él” (col 1,15-16)
Dios está en absolutamente todas las cosas del universo, hasta las más mínimas e insignificantes, y del modo más profundo, más íntimamente incluso que lo que cada cosa está presente a sí misma. En cuanto Causa Creadora, Conservadora y Providente está en sus efectos, que dependen de Él para su misma existencia, perdurabilidad en el tiempo y en todos sus actos ordenados al fin. En el instante en el que Dios decidiera dejar de reposar su conocimiento y amor causal sobre mi mate, ipso facto me quedaría sin desayuno.
Otro arrebato filosófico matutino: pero, entonces, ¿mi mate está con Dios?, ¿se relaciona con Él? Es claro que no. Dios está en el mate, pero esa presencia solo asegura la existencia y conservación del mate, pero no permite ningún tipo de contacto o unión con lo divino. Mi mate no está con Dios. Para esto es preciso ser persona. Mejor dicho, eso es lo grande (digno) de ser persona: ser capax Dei, capaz de Dios. En efecto, tenemos capacidad de Dios, es decir, Dios puede estar en nosotros no solo dándonos el ser, sino también haciéndonos capaces de Él, de recibirlo, de estar unidos y en contacto con Él de un modo renovado, recreado, sobrenatural. Las personas podemos conocer y amar a Dios (esto nos hace imago Dei, imagen de Dios), y lo que conocemos y amamos está en nuestro interior.
Conociendo y amando a Dios, Dios se hace presente en nuestra mente no ya como mera Causa nuestra, sino como nuestro Amigo personal, como aquel que también nos conoce y ama. Esto realizan en nosotros las virtudes teologales de la fe y la caridad. Por la fe, Dios se hace presente en nuestra inteligencia, para que entremos en presencia cognitiva con Él, anticipo de la visión beatífica. Por la caridad, Dios se hace presente en nuestra voluntad, para que entremos en presencia afectiva con Él, para que lo amemos y por Él amemos a todas las cosas. Por la fe y la caridad, nuestra intimidad más personal, nuestra mente, en su doble dimensión cognitivo-afectiva, entra en contacto y se une con la misma realidad divina en Persona: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
De arrebato filosófico mi mañana se convirtió en un arrebato teológico. Así, de mate en mate, pensé lo siguiente para terminar y continuar mi día: Dios está en todo naturalmente, en las personas santas sobrenaturalmente, pero quiso estar presente en un único hombre hipostática o personalmente: Jesús, que es Dios personalmente, la misma Persona del Hijo hecha Hombre. Dios está en Él de modo especialísimo: es el Emmanuel, “Dios con nosotros”. Por Él mi mate fue hecho, junto con todas las cosas. Por Él recibimos la gracia que nos permite estar con Dios.
Doy gracias a Dios, entonces, por haber querido estar tan familiarmente con nosotros, entre nosotros, adentro de nosotros… (ruido de mate).
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