CP 2023, padre César: «La política más relevante de cara al futuro es (…)entender y encontrar dónde, cuándo y cómo están parados estos hombres hoy»
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- Nelson Santillan
- 13 de octubre de 2023
- FASTA
El padre César Garcés, presidente de Fasta dejó inauguradas las sesiones del Consejo Plenario 2023 afirmando que «La ciudad de los hombres ha cambiado: es muy distinta a la que se nos presentaba en 1962. Aquellas bases que nos presentaba la realidad de ese entonces, a partir de las cuales trazamos nuestro camino apostólico, han sufrido transformaciones tan profundas, que nos obligan a concentrarnos, discernir y a repensarnos».
Luego dijo que «Lo que no ha cambiado, es el punto de llegada: la Ciudad de Dios, nuestro destino». «La realidad del tiempo, a partir de la cual hoy debemos discernir y asumir los nuevos puntos de partida desde la cual los hombres construyen la ciudad, presentan elementos inéditos en la historia humana» afirmó.
Más adelante dijo que «Hallar y entender estos nuevos puntos de partida a partir de los cuales se construye la civilización digital es fundamental para encontrar al hombre de hoy. Sólo lo encontraremos ahí donde él está: a partir de ese encuentro, podremos proponernos un camino hacia el punto de llegada. RENOVACIÓN».
Discurso completo
CONSEJO PLENARIO 2023
Palabras de apertura
del Padre Presidente de Fasta, Mil. Pbro. César Garcés Rojas
del Vicepresidente Ejecutivo, Mil. Dr. Alejandro Campos
PRIMERA INTERVENCIÓN A/C PADRE PRESIDENTE:
«En la Exhort. apost. Evangelii Gaudium comentaba que hay nuevas culturas en el mundo en las que el cristiano «ya no suele ser promotor o generador de sentido, sino que recibe de ellas otros lenguajes, símbolos, mensajes y paradigmas que ofrecen nuevas orientaciones de vida, frecuentemente en contraste con el Evangelio de Jesús. Una cultura inédita late y se elabora en la ciudad» (n. 73). El reto evangelizador que comparten como asociación, sobre todo en el ámbito de las ciudades plurales, multiculturales y multireligiosas, implica de su parte una gran humildad para saber aproximarse a todos sin hacer exclusiones, incluso a los que no comparten nuestra fe o nuestros valores. Y ahí, entrar en diálogo con las personas, con sus sueños, sus historias, sus heridas y sus fatigas, pues todo lo que es humano es digno de ser abrazado por el amor y la misericordia de Dios.»
Discurso del Santo Padre Francisco a los miembros de Fasta
30 de septiembre de 2022
Sala Clementina, Palacio Apostólico, Ciudad del Vaticano
Queridos hermanos de la Ciudad:
Nuestro carisma es la Ciudad Miliciana.
Es la existencia misma de esta comunidad de salvación, que nos dio esta misteriosa gracia de la fundación concedida por Dios y confirmada por la Iglesia.
A lo largo de nuestra historia, siempre expresamos simbólicamente el destino de nuestro carisma, que es lo mismo que buscan develar, en cada época que atravesamos, los signos de la Voluntad del Espíritu Santo, que pasa entre nosotros.
Repasando nuestra vida de Ciudad, a lo largo de las décadas y con el transcurrir de las generaciones, encontramos de la mano de Nuestro Fundador los puntos de partida desde la realidad y el camino mismo, orientados siempre al mismo punto de llegada. Cada tiempo vivido, con maravillosos matices y experiencias, que van mostrando la madurez en nuestras conciencias del misterio.
En los primeros tiempos de nuestra vida, afirmábamos desde la conciencia personal y la vocación comunitaria, ese destino fundacional de nuestro carisma. Uno de estos símbolos fueron “las promesas”, compromisos juveniles que asumimos con fervor, con fuerte tono religioso y moral. Aquel original ideario, al que nos comprometimos comenzaba diciendo:
“Construir toda la vida en el amor a Dios y al prójimo.” Y terminaba en la décima promesa afirmando la fidelidad a todos estos ideales.
Fidelidad y renovación.
Con el crecimiento de la Ciudad, nuestro Fundador nos renueva los símbolos, siempre en fidelidad al don originario. Así, de su propia pluma, surge un ideario que no desplaza al anterior, sino que lo complementa y plenifica. Luego, como hacía siempre el Cura, lo institucionalizó llevándolo a un Plenario para incorporarlo al Estatuto (artículo 4 de la Sección Segunda):
“El Ideario, que surge del carisma de F.A.S.T.A., y que ésta propone y exige a sus miembros, es el siguiente:
“a) Contemplar, construir, sostener y proteger la Ciudad Miliciana, ordenando toda la vida en el amor a Dios y al prójimo;
“b) Comprometer la tarea personal y familiar al servicio de la Iglesia y el Bien Común de la Patria;
“c) Sostener con humildad, generosidad y sacrificio las obras, tareas y misiones de la Ciudad Miliciana;
“d) Construir y proteger la comunión de la Ciudad ejercitando la amistad miliciana como acto de amor alegre, servicial y desinteresado al bien y a la verdad;
“e) Buscar la perfección personal, asumiendo desde la caridad el cumplimiento de los deberes de estado;
“f) Empeñar el esfuerzo cotidiano para afirmar la justicia, la dignidad, la honra, el decoro y la libertad del hombre, tanto en la vida personal como familiar, social y política;
“g) Dar testimonio de vida cristiana aceptando con gratitud el Magisterio de la Iglesia y la dirección de su jerarquía;
“h) Vivir en fidelidad a estos ideales para comprometer la vida, de modo consciente y creciente en el servicio de la vocación miliciana.-
En cierto momento de nuestra historia (consejo Plenario febrero de 2021), expresamos un nuevo compromiso, que se incorporaba a nuestro ideario:
- La defensa y protección de la vida desde su concepción hasta su fin natural.
- La defensa y protección de la familia, constituida y fundada sobre el matrimonio entre el varón y la mujer.
- La libertad de enseñar y el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos.
- La libertad religiosa.
- La promoción del bien común en sus diversas manifestaciones.
” (S.S. Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis, N° 230);
En unas pocas líneas es muy difícil expresar una síntesis del camino recorrido del “Por qué y para qué de la Ciudad”… todo lo que vimos y oímos. Sin embargo, quienes estamos aquí tenemos una intuición común, de nuestro destino y de nuestro compromiso: son nuestros corazones los que hablan claro cuando las palabras no nos alcanzan.
Construir la invisible presencia de Dios en Nuestros corazones
Construir la Ciudad de Dios en medio de la Ciudad de los hombres
Cultivar y ser fieles a la espiritualidad del Patriarca Santo Domingo y al modelo de vida de los santos de la Órden.
Amar a la Patria.
Todos estos símbolos, expresan nuestro punto de llegada. Lo que no alcanzamos a decir en esta ocasión con fruición, lo gozamos y lo amamos.
«…es un estilo, un estilo eclesial que tienen ustedes y que tienen que cuidar. Pero yo lo que les diría (es que) cuiden el estilo que es esencialmente eclesial. Es un estilo nuevo, eclesial.» Papa Francisco a Fasta. 30 de septiembre de 2022.
Los puntos de partida y el punto de llegada.
Lo repetimos en distintas ocasiones: nos cambió la realidad temporal.
A medida que nos adentramos en la nueva era digital, cobramos más conciencia de lo distinto que son el mundo, el hombre, las realidades de hoy, con respecto a las vividas en los años fundacionales de Fasta.
En la sesión de apertura de la segunda sesión del Consejo Plenario, el 5 de mayo de 2023, repasamos juntos el nuevo escenario:
“Un nuevo mundo. Una nueva evangelización. Una nueva mirada de Fasta. De repente, comenzamos a tomar nota de que las cosas habían cambiado. Empezamos a entender que no estábamos ni frente al mundo, ni al hombre, ni a las sociedades, ni a las culturas de 1962. Es más, en este Siglo XXI, de repente abrimos los ojos frente a una nueva civilización. Comenzamos a escuchar el llamado de Francisco, nos llama a embarcarnos en un nuevo sueño: implantar a Cristo en el corazón de este nuevo hombre, en el centro de estas nuevas culturas, en esta nueva civilización, reafirmando la centralidad de Cristo en la Iglesia, y volcando una nueva actitud hacia las personas.”
“A la luz de los acontecimientos de los últimos lustros (del mundo, de la Iglesia y propios) la autoconciencia eclesial de Fasta ha de expresarse, entonces, en la participación y respuesta a este llamado que hace el Papa a toda la Iglesia desde el aporte de nuestro carisma.” (…)
“La Ciudad Miliciana debe asumir la madurez, nosotros herederos de un patrimonio, de un carisma, debemos interpretar los signos de los tiempos, definir los desafíos de la Ciudad, afrontar las grandes decisiones.” (…)
“Hoy debemos caminar para madurar nuestra autoconciencia eclesial a la luz de la Misión. Eso es lo que hoy nos pide la Iglesia.”
“Desde aquí se plantea la gran política que se lleva adelante en estos tiempos: lanzarnos a la Nueva Evangelización afirmados en el dinamismo de la “autoconciencia eclesial” de nuestra Ciudad.”
“Muchas veces lo afirmamos: esto no es otra cosa que discernir qué es lo que la Voluntad de Dios quiere para Fasta. Señalamos que esto no es sólo un resultado sino, además, un dinamismo: es la virtud de leer los signos de Dios en la historia, entenderla, entendernos, ordenarnos y caminar a la luz de la meta-historia. Lo que antes hacía el Fundador por carisma propio recibido, a partir de ahora lo debemos ejercer por carisma heredado.”
“Nuestra misión es salvar hombres: tenemos que leer desde el misterio eclesial, no sólo una vez sino siempre, permanentemente. Este es el desafío que hemos de asumir para ser fieles con los designios de Dios para con nuestra Ciudad.”
La ciudad de los hombres ha cambiado: es muy distinta a la que se nos presentaba en 1962. Aquellas bases que nos presentaba la realidad de ese entonces, a partir de las cuales trazamos nuestro camino apostólico, han sufrido transformaciones tan profundas, que nos obligan a concentrarnos, discernir y a repensarnos. Contemplar para construir, parafraseando al Cura.
Lo que no ha cambiado, es el punto de llegada: la Ciudad de Dios, nuestro destino… FIDELIDAD.
La realidad del tiempo, a partir de la cual hoy debemos discernir y asumir los nuevos puntos de partida desde la cual los hombres construyen la ciudad, presentan elementos inéditos en la historia humana.
Hallar y entender estos nuevos puntos de partida a partir de los cuales se construye la civilización digital es fundamental para encontrar al hombre de hoy. Sólo lo encontraremos ahí donde él está: a partir de ese encuentro, podremos proponernos un camino hacia el punto de llegada. RENOVACIÓN.
La Ciudad Miliciana asume la nueva misión evangelizadora a la que llama la Iglesia en la civilización del Siglo XXI. El fin salvador de la Iglesia, es nuestro propio fin. Construir la Ciudad de Dios en medio de los hombres, parte de entender y encontrar dónde, cuándo y cómo están parados estos hombres hoy.
Ésta es la política más relevante de cara al futuro de Fasta: entender y asumir la realidad de hoy, para caminar desde ésta, hacia la eternidad. Si no lo hacemos, “nos quedaremos hablando solos”.
En esta lectura y percepción de las cosas, tiene su génesis el proceso de Autoconciencia Eclesial de Fasta. Este proceso sigue el dinamismo que, por su gracia de estado, le imprimía nuestro Fundador a la Ciudad: él intuía los signos del paso de Dios en la historia; los rezaba, los discernía e interpretaba; los dialogaba y, por último, ordenaba institucionalmente a Fasta en el camino que entendía que el Señor le estaba marcando.
Es esencial mantener este dinamismo, hoy ya sin el Cura. Así, se asume como política prioritaria de Fasta y se comienza a desplegar durante el 2023, mediante una serie de actividades: talleres, encuestas, reuniones y trabajos, etc. Todos éstos con amplia participación de diversas instancias de la Ciudad.
Estamos aprendiendo a buscar e interpretar juntos esos signos de Dios, que nos marcan el camino como Ciudad, en la realidad que se nos presenta a nosotros hoy.
Construir la Ciudad con nuestra historia.
Somos una ciudad de hombres, con vocación de Ciudad de Dios.
Sólo la voluntad de Dios y su gracia, pueden dar sentido a esta vocación: no son nuestros esfuerzos, ni nuestros desvelos, ni nuestros trabajos los que fundan y construyen la Ciudad.
Somos hombres y mujeres con vocación, pero que debemos lidiar a diario con nuestra naturaleza caída. En nuestra historia las luces vienen de Dios, las sombras son de nuestras miserias y renuncias.
Dios toma al hombre herido, y desde ese ser pequeño, limitado, pecador, construye el espacio de Salvación. Jesucristo se hizo carne, y murió en la cruz para salvarnos: Él nos inserta en el misterio de filiación, transfigurándonos desde nuestros pecados y poniéndonos en un camino con destino de gloria. No vino a destruir al pecador: vino a salvarlo, a convertirlo, a llevarlo de la mano al cielo. El Cura nos enseñaba que no se podía entender la reconciliación desde la justicia… Sólo la misericordia del Padre era capaz de un acto de amor tan grande que permitiera sanar la herida: el Sacrificio Redentor.
Nuestra historia tiene luces y sombras… nos hemos equivocado, hemos pedido perdón de corazón, nos hemos humillado, hemos pedido misericordia… Pero también hemos de contemplar y gozar, los signos de Dios que aparecen a lo largo de esa misma historia. Las gracias de salvación, los dones gratuitos, los milagros que nos acompañan…
Esta es la realidad. Este es el desafío.
Esta es la Ciudad de Dios a construir, en medio de los hombres, la que surge del amor. Con humildad pedimos a Nuestra Señora que proteja a su Ciudad. Que la proteja de los ataques y las insidias del Maligno… que la proteja de nosotros mismos, de nuestros pecados e infidelidades.
Que la proteja de las dudas, de las envidias, de los celos, de las maledicencias, de las sospechas, de la desconfianza, de las miserias, de la mezquindad… Que la proteja de la falta de grandeza.
Amor y entrega, no en un conjunto de ideas, ni en una serie de convenciones. Amar a Dios y a mis prójimos, a mis prójimos concretos y cotidianos. Construir una ciudad requiere fidelidad al amor… y si nos caemos y nos equivocamos, pedir misericordia, perdón, el auxilio de Dios, y volver a levantarnos. Porque es Dios el que perdona y sana.
Confianza en que amamos y ponemos nuestra esperanza en esta Ciudad que no es nuestra: es un espacio de Dios y a Él nos debemos.
Construir una Ciudad exige humildad, vocación de servicio, magnanimidad… necesita oración y gracia… necesita amor, esperanza y misericordia. ¡Valor… valor… valor!… Como nos lo pedía el Cura.
Estamos recorriendo un tiempo en la esperanza, de que nuestra Ciudad tiene un destino trazado por Dios, y que desde ese destino y con el aporte de nuestra pequeñez, que es lo que podemos dar, Dios construye la historia.
El Papa Francisco nos decía respecto del Cura:
«Por eso yo quisiera agregar mi más sentido homenaje por su fidelidad a la Iglesia. Un hombre fiel a la Iglesia. Fiel a su Orden Religiosa…”
«… Sigan con esta bendita ne-Fasta que él creó y con su originalidad. Sean fieles al carisma, porque es la única manera de no equivocarse.»
Termino citando la letra de una canción cuyo fundamento es el pasaje del Evangelio de Jn 6, 65-69.
“Quién como tú conoce
Lo insondable de nuestro corazón
A quién como a ti le pesan
Nuestros dolores, nuestros errores
Quién podría amar cómo tú
Nuestra carne débil
Nuestro barro frágil
… Quién como tú confía
En la mecha que humea en nuestro interior
Quién como tú sostiene
Nuestra esperanza malherida
Y nuestros anhelos insaciables
Quién como tú espera
Nuestro sí de amor
… ¿Señor, a quién iremos?
Si tú eres nuestra vida
¿Señor, a quién iremos?
Si tú eres nuestro amor”
¡A tus órdenes!
Pbro. César Garcés Rojas
Presidente de Fasta
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