Nenín Gil: «Con la Virgen y la boina, con la Hostia y la carpa»
Por Nenín Gil (*)
En el 2017 hicimos unos versos para el padre Fosbery, cuyo original está enmarcado en la cabaña. Tomamos algunas estrofas y la Madre María Ianua Coeli Espejo, gran admiradora del cura, fue la que le puso música.
La siguiente grabación fue cantada por dos monjas: María Luz del Alma y María Kidane. Los milis que las acompañan son: Silvano Pena, Armando Santillán y Luis Mena. El órgano que se escucha es de la catedral de Orvietto, que está a dos cuadras donde se hizo el milagro de la Cruz con Santo Tomás de Aquino. Lo recuerdan? “Bien has escrito de Mí, Tomás…
En cuanto a la letra se habla de la gran vocación de servicio que tuvo nuestro querido Aníbal cuando dice que los caminos excelsos impulsaron su alma. También se menciona en silenciosas marchas, porque él era muy reservado en sus cosas. Tal vez la más grande confidente haya sido su hermana, Silka. Y les recuerdo que en uno de sus primeros libros se lo dedica a ella, diciendo: “ …quien en silencio comparte mis desvelos”
Antes de entrar al seminario, como ustedes saben, estuvo en la academia militar. Y aquí nos detenemos para comentar un hecho significativo. Las tías querían que fuese militar como lo había sido su padre y abuelo, por ello lo fueron a interesar a Cacho D’Agostino para que influenciara y lo hiciera desistir. El resultado ya lo sabemos, pero en la canción enfatizamos: “Triunfó el Señor de todo. Te ciñó la espada brava de pan y de vino en santa vestimenta blanca”, haciendo alusión a que la espada de militar era reemplazada por la Hostia y lo blanco por el hábito dominico.
La otra parte interesante que resaltamos es “nuestras cegueras juveniles, convertidas en luz de almas”. El cura no se topó con niñitos ejemplares a los que había que formar en fila. No. Trabajó con todas nuestras cegueras y nos guio por el camino correcto. (A un alto costo, porque algunos éramos bastante ciegos).
Canción
Los caminos excelsos, impulsaron tu alma.
En promesa y servicio, a Dios, la Iglesia y la Patria.
Tu amor infinito, en silenciosas marchas,
Dirigió nuestros pasos a la Verdad que no cambia
Fosbery, Fosbery, Fosbery
Tu nombre resuena, en nuestras cegueras juveniles.
Convertidas en luz de almas.
Triunfo el Señor de todo, te ciñó la espada brava.
De pan y de vino en santa vestimenta blanca.
Con la Virgen y la boina,
con la Hostia y la carpa,
Guiaste nuestras vidas a la Salvación añorada.
(*) Nenín es miliciano de la primera generación en Mendoza