La Reliquia en Devoto: «Enamorarnos con locura de Jesús»
Por Ana Belén Mármora
No todos los días llega un Beato a visitarte personalmente a tu casa, a tu comunidad, a tu familia y a hablarte directo al corazón. Pero Carlo Acutis ha venido a nuestra ciudad decidido a enamorarnos con locura de Jesús y segurísimo de que su proyecto de vida es también el nuestro en Fasta, donde conocemos, amamos y aprendemos a estar siempre
unidos a Jesús.
En estos días pude experimentar, en lo personal, la gracia de Dios que santifica que es esa que nos derramó Carlo con su visita. Y ser testigo de todo lo que él puede hacer en nuestras comunidades es una invitación a ver todo lo que puede hacer en nuestras almas, ayudándonos a ser santos con su testimonio de vida.
Organización de recibidas, cantos alegres y caras de emoción en los niños y notables gestos de fe en todas las edades -porque todos le pedimos algo a nuestro nuevo amigo- al mismo tiempo que tratamos de “preparar la casa” para recibirlo. Decoración, programas radiales, oraciones, títeres que recorrieron aulas, murales y trabajos hermosos que solo reflejan amor.
Fuimos testigos del amor en comunidad. Amor de los alumnos, de los ex alumnos, de los milicianos, de las familias, de los docentes y de todo el cuerpo que trabaja en nuestros colegios.
Es que la vida de Carlo nos impresiona y apasiona. Nos sorprende que un joven como nosotros haya podido amar tanto y que hoy pueda ayudarnos a amar y creer en el Dios misericordioso que se entrega como alimento de una manera tan efectiva y tan visible. Tan visible como la presencia real y substancial del mismo Jesús acompañándonos en la Eucaristía durante todos estos días.
Como anecdótico puedo decir que en una charla de café de amigas, todas de la comunidad de Fasta en Villa Devoto, empezamos a compartir experiencias y conversar sobre la recepción de Carlo en los distintos niveles de nuestro colegio. Una de mis amigas fue la más concreta, la que me hizo ver que Carlo estaba llenándonos de fe y de gracias que quizás nunca podremos cuantificar. Mientras mirábamos videos en el celular, me dijo: “Yo le pedí algo y la verdad es que a los tres días de hacer el pedido, Carlo me dio su ayuda”. A los pocos días de esta conversación pude comprobar en primera persona que Carlo llegó con mucho para dar, porque a mi también me había regalado una gracia concreta.
Como miliciana, deseo que cada uno de nosotros pueda redescubrir y afianzar nuestra vocación a la santidad y también ablandar el corazón para hacerlo dócil a las infinitas gracias que con su visita se nos han regalado.
Gracias Carlo por ser nuestro amigo. Gracias por ayudarnos a no renunciar jamás a la Eucaristía y por haber hecho una gran fiesta de alegría cristiana en nuestra comunidad con tu visita.
A tus órdenes!
Mil. Ana Belén Marmora