Por Francisco Manuel Garavell Mulet
Corría el año 1409, cuando el padre Jofré presencia como unos niños están haciendo burla, insultando y apaleando a un demente. Le socorre y se dirige pensativo a la Catedral a pronunciar un sermón que remueve las conciencias y conmueve los corazones en favor de esos desamparados. Ahí se engendra la idea de fundar un asilo donde cuidarlos y nace el primer manicomio del mundo dotado de una capilla y un cementerio, cuyos titulares son los Santos Inocentes Mártires. Mucha gente se fue sumando hasta la creación de la “Real Cofradía de Nostra Dona Santa María dels Inocents”. Su finalidad se amplió para administrar los sacramentos, dar asistencia médica y cobijo a los desamparados ya fueran dementes, niños abandonados, huérfanos, presos, pobres, peregrinos, vagabundos, prostitutas, acompañar a reos de muerte hasta el cadalso y enterrar a los cadáveres de los ajusticiados y de los desconocidos dándoles cristiana sepultura. Pronto se concede a la cofradía el Privilegio Real y el beneplácito papal para encargar una imagen de la Santísima Virgen María con la representación de los Santos Inocentes Mártires.

Se empieza a buscar, sin éxito, escultores y carpinteros capaces de tallar la imagen de la Virgen, hasta que un día de 1414 se hospedan 4 peregrinos. El cofrade que les atiende habitaba con su esposa, ciega y tullida, en el asilo. Conversando con ellos dijeron ser escultores y se ofrecieron a esculpir la imagen de la Virgen en tres días, a condición de que les facilitasen un sitio apartado para trabajar y que no fuese nadie durante este tiempo a interrumpirles. El P. Jofré admitió la oferta de los artistas, les proporcionó comida y llevó a la Ermita. Transcurrido ese tiempo fueron a ver a los peregrinos. La estancia estaba cerrada y nadie respondía. Forzaron la puerta y al entrar no había nadie, pero allí se encontraba la hermosísima imagen de la Virgen con el Niño. La mujer del cofrade al situarse frente a la imagen recobró la vista y la movilidad. El pueblo pensó que los peregrinos eran ángeles enviados para esculpir una bellísima imagen, reflejo fiel de la Madre de Dios.
En 1416 el Rey Alfonso III de Valencia, concedió a la Santísima Virgen María el Titulo Real de “Nuestra Señora de los Desamparados”.
Desde 1417 está documentado que la imagen de la Virgen acompaña a los difuntos a darles cristiana sepultura y a los reos de muerte hasta el cadalso: “Va sobre els cosos” (“Va sobre los cuerpos”). Lo cual indica que la imagen original de la Virgen es yacente, y que al cambiarle la posición y ponerla en pie nos mira con esos ojos misericordiosos con los que acompañó a los difuntos. Así, al tener inclinada la cabeza hacia abajo le confiere esa singular figura. Por eso el pueblo valenciano cariñosamente la llamamos La Geperudeta (“La Jorobadita”).
En 1652 se construyó la Basílica, e inmediatamente aclamaron Patrona de la Ciudad de Valencia a la Virgen de los Desamparados, siendo trasladada a hombros de la multitud a su nuevo templo, estableciéndose para lo sucesivo que, aunque su festividad es el día 8 de Mayo, el segundo domingo del mes, sería conducida en procesión general por las calles de la ciudad. Fue el primer “traslado”. En el año 1885, Su Santidad León XIII, concedió una bula pontificia por la que nombra Patrona de Valencia y madre de todos los valencianos a la excelsa Virgen de los Desamparados.
En 1911 desde la bancada republicana del parlamento se insulta gravemente a la Virgen. La reacción de la gente fue un punto de inflexión, pues desde ese momento la afluencia de valencianos al traslado es multitudinaria.
Posteriormente su Santidad el Papa Benedicto XV concedía el privilegio para la Coronación de la Virgen de los Desamparados como Reina perpetua del Reino de Valencia. Todo el pueblo valenciano se volcó para celebrar ese día como se merece nuestra Madre.
En las revueltas de Julio de 1936 la Basílica de la Virgen fue asaltada por los rojos, sufriendo importantes daños y robándole la corona y aureola de oro y piedras preciosas. Tras la guerra civil la gente pasaba muchas penurias, pero la devoción y fervor a la Virgen era superior. El pueblo comenzó espontáneamente a entregar joyas y monedas para reponer la corona y aureola en 1941.
Hace más de 600 años que el amor que Valencia profesa a su Madre se transmite de padres a hijos. Fervor popular que queda de manifiesto con múltiples festejos y manifestaciones de cariño, la ofrenda de flores, misas, conciertos, bailes, rondas y cantos regionales, fuegos artificiales, el tapiz floral, peregrinaciones, procesión en la que millones de pétalos de flor son lanzados desde los balcones .
Uno de los momentos más esperados es el traslado de la Virgen de su Basílica a la Catedral a manos del pueblo. Pasión, fervor, emociones, súplicas, oraciones, agradecimientos, todos la quieren tocar. Niños, algunos recién nacidos, son pasados en volandas de brazo a brazo hasta llegar a Ella. Momento de emociones a flor de piel. Valencianos a hombros que recitan poesías y lanzan piropos a la Virgen a modo de letanía popular y mientras va avanzando no paran de voltear las campanas, hasta que entra en la Catedral, de espaldas a ella, para estar de cara a sus hijos.
No dejemos nunca de honrar a la Virgen, pues ella nos escucha siempre. Doy fe que, si acudimos a ella, como hijos suyos que somos, siempre nos acoge, escucha y consuela como la mejor Madre que es. Nada hay que pidamos al Señor por mediación de Ella que, si es para nuestro bien, se nos vaya a negar. Pedid a la Virgen que ella nos escucha.
A tus pies.
(*) Manuel Francisco Gavarrell Mulet es miembro de Fasta Valencia. Cuenta 62 años de edad, casado y padre de 4 hijos, todos fasteanos, empresario, con títulos universitario en economía y estudios de Antropología en la Ufasta.
Nota: La fiesta de la Virgen de los Desamparados, popularmente conocida como La Geperudeta en Valencia, se celebra anualmente el segundo domingo de mayo. Esta festividad, que es la patrona de Valencia, incluye una serie de actos religiosos y populares que son esperados con gran entusiasmo por los valencianos. La procesión de la Virgen, donde es llevada en volandas por la multitud, es uno de los momentos más destacados.