Fasta Kinshasa despide con dolor al papa Francisco

Nelson Santillan

Pastor amoroso fue un gran benefactor de la misión de Fasta. Dedicó las últimas palabras de su papado para implorar la paz en «la República Democrática del Congo» y otras regiones del mundo.

Kinshasa, República Democrática del Congo – La comunidad de Fasta en Kinshasa se encuentra profundamente conmovida por la partida del Papa Francisco el pasado lunes. Su recuerdo, como un gran benefactor y pastor cercano, perdurará en los corazones de quienes trabajan incansablemente en la misión congoleña.

El Papa Francisco, con su corazón pastoral y su profunda preocupación por los más necesitados, bendijo la misión de Fasta en Kinshasa y brindó un apoyo económico crucial para su desarrollo. «Nos pidió una enseñanza de calidad para los pobres», recuerdan con gratitud desde la comunidad. «Hoy, nuestro colegio está entre los mejores de la diócesis y los inspectores lo consideran uno de los mejores en enseñanza infantil. Al Papa y a nuestro Fundador le debemos mucho» expresaron.

El recuerdo del inolvidable viaje apostólico del Papa Francisco a la República Democrática del Congo en enero de 2023 revive con fuerza en estos días de duelo. Aquella visita, marcada por el dolor de los testimonios de las víctimas de la guerra civil que asola el país desde hace años, también estuvo iluminada por la alegría y la esperanza que irradiaron los alumnos del colegio Fasta Père Fosbery.

En medio de la angustia y el sufrimiento, los niños del colegio Père Fosbery cantaron y celebraron la presencia del Santo Padre, ofreciendo un rayo de luz en un contexto marcado por la violencia y la desesperación. El Papa Francisco, conmovido por la calidez y la fe de los niños, les transmitió palabras de aliento y esperanza, reafirmando su compromiso con el pueblo congoleño.

La visita del Papa Francisco a la RDC se produjo en un momento crítico, con el país sumido en un conflicto armado que ha desplazado a millones de personas y ha causado un inmenso sufrimiento. El Santo Padre, consciente de la gravedad de la situación, alzó su voz para denunciar la violencia y la explotación de los recursos naturales del Congo, instando a la comunidad internacional a prestar mayor atención a la crisis y a comprometerse con la paz y el desarrollo del país.

En este contexto de dolor y esperanza, la labor de Fasta en Kinshasa adquiere una relevancia aún mayor. La comunidad, a través del colegio Père Fosbery y otras iniciativas, trabaja incansablemente para brindar educación de calidad a los niños y jóvenes más vulnerables, ofreciéndoles un futuro de esperanza y oportunidades. Su labor, inspirada en los valores del Evangelio y el carisma del Padre Fundador, se convierte en un testimonio de fe y compromiso con la construcción de una sociedad más justa y fraterna.

Durante la bendición Urbi et Orbi dedicó un pasaje del texto. Francisco implora la paz y el consuelo a los pueblos africanos víctimas de agresiones y conflictos, «sobre todo en la República Democrática del Congo, en Sudán y Sudán del Sur, y sostenga a cuantos sufren a causa de las tensiones en el Sahel, en el Cuerno de África y en la Región de los Grandes Lagos, como también a los cristianos que en muchos lugares no pueden profesar libremente su fe».

La partida del Papa Francisco deja orfandad  y un vacío en la comunidad de Fasta, pero su legado de amor, servicio y compromiso con los más necesitados perdurará en el tiempo. Su ejemplo inspirará a las generaciones futuras a seguir trabajando por la paz, la justicia y la esperanza en la República Democrática del Congo.

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