Por Sofía Molina de Castro
“Tú das de beber a las montañas desde tus altas moradas” (Sal 103,13)
Santo Tomás de Aquino es un autor que se destaca por la diversidad de su magisterio, el cual no solo se limita a escritos, sino también a clases dictadas en la prestigiosa Universidad de París, hacia el año 1256. No era habitual admitir a alguien tan joven como Tomás para asumir un rol de maestro en la universidad, ya que él tenía 31 años y la edad mínima era de 35. La graduación de un maestro en aquella época consistía de dos días festivos y en el segundo día se invitaba al candidato a realizar su primera lección como docente, una “lectio inauguralis”, que en el caso de Tomás se trató de una reflexión sobre el Salmo 103, con el cual soñó mientras decidía sobre qué hacer en su “prima lectio”.
El sermón es conocido actualmente como “Rigans Montes” (del latín, y que se traduce como “das de beber, riegas o abrevas las montañas o los montes”, según la versión bíblica que se disponga), y habla de la sabiduría de Dios que ilumina todas las cosas. A lo largo del sermón se distinguen cuatro elementos principales:
1. Contenido “desde tus altas moradas”: Aquí se refiere santo Tomás a la elevación que tiene la doctrina que enseña el maestro. Esta elevación se da por tres motivos. Primero por su origen, ya que viene de lo más alto; como leemos en el libro del Eclesiástico (1,5): “Manantial de sabiduría es la Palabra de Dios en las alturas”. En segundo lugar, Tomás plantea la sutileza del asunto, ya que hay cosas muy elevadas para el conocimiento de la razón al cual solo llegan algunos sabios. Pero hay, dice el Aquinate, “otras cosas que son elevadísimas, y que trascienden el alcance de la razón humana, y respecto de ellas está escrito en Job 28,21: “Ocultóse a los ojos de todo ser viviente”. Por último, nos enseña que esta doctrina tiene un fin altísimo, que es la Vida Eterna.
2. Maestro “das de beber a las montañas”: En este lugar Tomás nos habla de la dignidad de los que enseñan, lo cual se da por tres razones. La primera refiere a la altura de las montañas, por lo cual dice nuestro santo: “Las montañas están elevadas sobre la tierra y cercanas al cielo. Así en efecto los sagrados maestros, menospreciando las realidades terrenales, anhelan ardientemente sólo las celestiales”. En segundo lugar, porque las montañas son las primeras en ser iluminadas por el sol y, de la misma manera, los maestros son los primeros en ser iluminados por la doctrina. En tercer lugar, nos plantea que las montañas nos defienden de nuestros enemigos, así como los maestros tienen una actitud apologética en la Iglesia.
3. Estudiante, “se saciará la tierra”: En este fragmento santo Tomás dice que los alumnos se asemejan a la tierra por su fecundidad, en donde se puede sembrar de forma estable y firme. Tomás también cita el Evangelio: “Lo que [cayó] en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia” (Lc 8,15).
4. Método, “del fruto de tus obras de sacia la tierra”: En este último punto el Aquinate trata sobre la transmisión del don recibido. En primer lugar, vemos la comunicación, donde el maestro intenta trasmitir lo que captó en primer lugar. Dice Tomás: “Por lo cual no se dice: las alturas den de beber a la tierra directamente, sino que del fruto de tus obras se sacia la tierra. Por lo que Job dice: ¡cuán poca cosa hemos oído de Él! (26,14b)”.
Finalmente, Tomás cierra su lectio diciendo que nadie es capaz de ejercer este ministerio en soledad, pero puede pedirle a Dios que le dé la capacidad para ejercerlo.