Este fin de semana se celebró el Jubileo de las Familias en Roma. En la Misa conclusiva de hoy, León XIV defendió el matrimonio entre el hombre y la mujer y se expresó en contra del aborto.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
«Son las familias las que generan el futuro de los pueblos», proclamó con fuerza el Papa León XIV desde el corazón de una abarrotada Plaza San Pedro, ante más de 45.000 personas —padres, hijos, abuelos y niños— que desde las primeras horas del día se congregaron para celebrar el Jubileo dedicado a las Familias. Bajo un cielo radiante y un clima de profunda emoción este domingo 1 de junio de 2025, Solemnidad de la Ascensión del Señor y 59ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Pontífice saludó con gestos de ternura desde la papamóvil: besó a los más pequeños, bendijo a madres y padres, y acarició a los ancianos que conmovidos extendían sus manos. Fue un signo concreto de la comunión que predicó más tarde en su homilía: una unidad tejida en el amor, real y transformadora.
A las familias, el Papa les confió el precioso mandato del Evangelio del día: vivir una «unión universal» que refleje el amor mismo de Dios. «Todos hemos recibido la vida antes de quererla», recordó. Y añadió que especialmente los más pequeños necesitan de los demás para vivir, porque «nadie puede hacerlo solo». Vivimos —dijo— «gracias a una relación, es decir, a un vínculo libre y liberador de humanidad y cuidado mutuo».
Desde esa visión profundamente relacional del ser humano, León XIV se sumergió en el Evangelio de San Juan para destacar la oración de Jesús en la Última Cena, donde el Señor pide al Padre que “todos sean uno”. No se trata de una fusión impersonal, aclaró el Santo Padre, sino de una comunión viva que nace del amor con que Dios ama: un amor que une sin aplastar, que salva sin imponer, que construye comunidad sin borrar la diferencia.